El aumento de la temperatura, el cambio horario, la presión atmosférica y la humedad, las horas de luz o las alergias al polen y otros agentes provocan en el organismo un proceso de adaptación que no siempre es fácil de sobrellevar.
El síndrome postvacacional se define por padecer a la vuelta de vacaciones un cuadro de debilidad generalizada y astenia. No es una patología como tal, sino un trastorno adaptativo.