La trombosis está recogida en el prospecto de la vacuna desde el año 2021 como un efecto secundario muy raro, y la frecuencia de detección no se ha modificado desde entonces. Además, el cese de comercialización del suero se debe a que ha quedado obsoleto y no a que su perfil de seguridad haya cambiado.
El Gobierno pagó 238 millones de euros por 344.000 tratamientos del antiviral de Pfizer y 45 millones por 50.000 anticuerpos monoclonales de AstraZeneca.