Es un "traje de baño islámico para hombres" y consiste en cubrir la parte del cuerpo que va del ombligo a las rodillas.
La idea surgió a principios de esta década, cuando se frustraba por no poder bañarse en la playa al no encontrar esta prenda conforme a la tradición islámica.
Se han vendido ya 400 modelos en marruecos, Francia, Bélgica y Reino Unido.
Naciones Unidas ha pedido a los municipios franceses que mantienen su veto a la polémica prenda de baño que revoquen la medida cuanto antes.
"Instamos a todas las autoridades locales que han adoptado prohibiciones similares a que las dejen sin efecto de inmediato", declaró el portavoz para los DDHH.
El ministro de Asuntos Exteriores de Bélgica calificó de medida "sin sentido" el hipotético veto del burkini en su país.