Rubiales procedió según un manual de corrupción puro y duro, y actuó con impunidad porque se sentía protegido. Hasta que un día subió al podio del Mundial, vio a Jennifer Hermoso y creyó que seguía siendo intocable.
La jueza de la Operación Brody había puesto el foco en unas obras en la Ciudad del Fútbol de Las Rozas aprobadas en febrero de 2024, que iban a ser realizadas por Grupo Constructor SA.