La humedad acumulada en los oídos después de los baños, así como la sudoración derivada de las altas temperaturas, son los principales factores de riesgo de la otitis externa difusa.
Para el baño inevitable del verano debemos ser conscientes de las consecuencias que puede tener que el agua no esté en unas condiciones mínimas de higiene y seguridad: nos jugamos nada más y nada menos que la audición.