El intercambio de fotografías y vídeos de contenido subido de tono es una práctica habitual que se realiza a través de Internet y que puede derivar muchos problemas de privacidad, estafas o chantajes, aunque lo hagamos con personas de confianza.
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La plataforma todavía se encuentra en fase de pruebas en Japón, pero cuenta con la colaboración de la policía local de Nakamura para frenar los casos de pornografía infantil que se dan en redes sociales.
Las fotografías y vídeos íntimas son muy comunes desde la llegada de los smartphones como método de acoso. Ahora, una nueva legislación en Reino Unido convierte en delito criminal con hasta dos años de cárcel su envío no solicitado.