Actualidad

El día que Mafalda y el Principito recorrieron el Sáhara

Un grupo de 8 argentinos ha recorrido el Sáhara con tres Citroën 3CV
CEDIDA

Un mar de arena de 6.000 kilómetros, varios días de viaje, un contexto completamente distinto, un viaje con años de preparación y una sola meta en mente. Así ha sido el viaje de Martin Franzosi (51 años), Ricardo Franzosi (54), Néstor Gonzalez (50), Clemente Goyeneche (54), Juan Izquierdo Zamorano (22), Jose Izquierdo (61), Juan Manuel Fernandez (35) y Agustin Izquierdo (33).

El pasado mes de diciembre, esta expedición de ocho argentinos decidió recrear un viaje por el Sáhara, emulando aquel que, hace ya 80 años, completara André Citroën en la que sería la primera travesía por el desierto a bordo de un vehículo a motor. Aquella vez, en concreto, fueron cinco Citroën los que se enfrentaron al mar de arena de África. Esta vez, han sido tres icónicos Citroën 3 CV fabricados en Argentina en la década de los 70.

Para abandonar su tierra natal, estos coches han tenido que esperar siete largos años de trámites, papeleos y burocracia. Había que completar todo lo necesario para realizar sin problemas la exportación temporal desde Argentina a Argelia y organizar toda la expedición para que todos los participantes pudieran completar el viaje sin problemas. 

6.000 kilómetros de arena y experiencias

Finalmente, y después de haber calentado motores durante años recorriendo Argentina y muchos otros países de Sudamérica, Mafalda y el Principito pudieron conocer el Sáhara. Así es como se llaman dos de estos simpáticos Citroën, pintados de un azul que resalta con la arena de las dunas. 

Al igual que sus ocupantes, se encontraron con la población de los distintos países de África en un momento en el que Argentina no podía ser más conocida en el mundo entero, después de haberse hecho con la copa del Mundial 2022

"La tradición musulmana de asistir al peregrino no fue ajena para con nosotros"

A mitad de viaje, la experiencia ya había merecido la pena para todos ellos. La amabilidad y hospitalidad de la gente de Argelia fue asombrosa, confesaron, y todos ellos gozaron con la suerte de, en medio de tan vasto país, poder disfrutar de la hospitalidad del desierto. "La tradición musulmana de asistir al peregrino no fue ajena para con nosotros", nos han contado estos viajeros, que además de poder disfrutar de la mecánica de sus coches de oro pudieron conocer nuevas culturas, personas y escenarios en un recorrido del que seguro se acordarán toda la vida. "Los paisajes de las distintas partes del desierto son maravillosos y el aprender de una cultura tan diferente a la nuestra ha sido muy enriquecedor". 

"Tendríamos mil anécdotas para contar", reconocer todos ellos, quienes dan crédito a sus coches, Mafalda y el Principito, por la entereza y fortaleza que mostraron durante todo el camino. "Nos llevaron siempre a lugares donde no todos los autos modernos llegan y, por su particular forma, han sido una atracción para la gente local, permitiéndonos interactuar y relacionarnos". Y es que, ¿quién no se sorprendería de ver a ocho argentinos recorriendo el desierto a lomos de estos coches históricos? Cualquiera se acercaría a, por lo menos, hacer una pregunta. 

"Y paso a llamarse Mafalda"

La idea de viajar por la naturaleza nació allá a lo lejos, cuando Agustín cumplió 18 años", cuenta José Izquierdo. "Ese mismo día le regale y le patente un 3CV, que pasó a llamarse Mafalda". El primer viaje que hicieron a bordo de Mafalda fue por la Ruta 40, hace 15 años, recorriendo Argentina de arriba a abajo en un total de 5.500 kilómetros. 

En ese primer viaje, los miembros de esta familia aventurera aprendieron a entender estos coches tan particulares y comprendieron sus necesidades a la hora de recorrer tantos kilómetros. La experiencia, unida a las vivencias propias de cada viaje, hacen que ningún trayecto sea realmente el último, ya que siempre queda latente la oportunidad de iniciar una nueva aventura. 

"Tendríamos mil anécdotas para contar"

A estos Citroën los llaman "todoterrenos ultra livianos", ya que ningún terreno se les ha resistido hasta el momento. Para el viaje por el Sáhara, simplemente añadieron un depósito extra de combustible, con el que lograron alcanzar una autonomía de hasta 700 kilómetros (ideal para viajar por el desierto, donde las gasolineras no es que abunden). 

También instalaron un faro delantero y otro trasero auxiliar para que tuvieran más visibilidad en el tráfico. Colocaron aislante térmico en el techo para el frío (sufrieron amplitudes térmicas de entre 4 y 25 grados) y un cubreradiador para asegurar el buen funcionamiento de la calefacción, además de una doble rueda de auxilio. Está fue la preparación del viaje, además de una buena revisión mecánica a fondo. 

Ahora, estos Citroën ya han marchado de vuelta para Argentina, donde podrán descansar después de semejante odisea y prepararse, indudablemente, para otra aventura. Por su carácter todoterreno, el de los coches y el de los propietarios, seguro que no tardan en emprender una nueva hazaña.

loading...