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Mandar mensajes reduce la atención al volante a la mitad y aumenta el gasto en combustible un 9,5%

Usar el móvil mientras conduces reduce la concentración al volante.
Hassan OUAJBIR

El uso del móvil mientras conducimos es un peligro para la seguridad vial y la DGT lo repite por activa y por pasiva. Incluso ha decidido aumentar la cuantía de las sanciones que castigan este gesto y, a partir de ahora, podremos recibir una multa por el mero hecho de sujetar este tipo de dispositivos en la mano tras las nuevas modificaciones a la ley de Tráfico. 

La Dirección General de Tráfico no es el único organismo preocupado por esta mala costumbre de los conductores, que se disparó con la llegada de WhatsApp y otros servicios de mensajería instantánea además de las redes sociales. La Fundación Mapfre ha publicado los resultados de un experimento en el que, a través del estudio de varios indicadores como la actividad cerebral, la frecuencia cardíaca y la respuesta galvánica de la piel; se ha medido la pérdida de atención de un conductor al volante mientras utiliza el móvil. 

Las pruebas se realizaron a 24 automovilistas entre 20 y 65 años, en diferentes condiciones de descanso y en diferentes escenarios: conducir, conducir atendiendo una llamada amable y otra estresante, mandar mensajes al volante y tomarse un selfi. 

Baja la atención... y aumenta el gasto de combustible

No es una novedad que el uso del móvil desvía la atención de la carretera y pone en peligro tanto a conductores como al resto de usuarios de la vía, pero un dato que sorprende de este estudio es que utilizar este dispositivo mientras se conduce puede llegar a aumentar el gasto de combustible en un 9,5%. La merma de la capacidad de reacción y la falta de atención no solo a la carretera sino también al comportamiento del coche pueden influir en este sentido. 

De todas las acciones que se pueden ejecutar con el móvil, mandar mensajes a través de servicios de mensajería reduce la atención en un 53% y aumenta las posibilidades de saltarse un semáforo en un 45%, siendo esta una infracción muy peligrosa. 

Atender una llamada amable o destendida nos distrae hasta que perdemos un 36% de la capacidad de concentración y si el tono de la conversación es estresante, este porcentaje cae hasta el 40%. En estos supuestos, las posibilidades de saltarse un semáforo con del 10,7% y del 31,7%. 

Este experimento también ha puesto a prueba cómo afecta el nivel de cansancio y conducir con somnolencia o cansados puede reducir la atención hasta en un 52% aunque el conductor no muestre síntomas de fatiga. Sin embargo, la gente que conduce cansada se activa y mantiene un mejor nivel de atención cuando recibe una llamada de teléfono durante los tres primeros minutos. 

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