Los coches más famosos de Hollywood
- Muchas veces eran más famosos que sus dueños. Hacemos un repaso de los coches clásicos más vistos en la alfombra roja.
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Dicen que cada perro tiene algo parecido a su dueño, y ¿cada coche? La historia del automóvil y la del cine han estado ligadas muchos años. Y es que el carácter de un actor de Hollywood de la época venía acompañado de un despampanante automóvil que acaparaba más flashes que sus propios dueños.
Muchas veces, estos coches clásicos eran más famosos que sus dueños. Hacemos un repaso de los coches clásicos más vistos en la alfombra roja.
Coches icónicos de Hollywood
Tenía que ser el primero: James Bond y el Aston Martin DB5 de 1964 que conducía 007 en Goldfinger y Operación trueno. Sin ninguna modificación de espía, el Aston Martin DB5 ya es una obra de arte. El coche en manos de Sean Connery, este deportivo acaparó miles de miradas y pasó a la historia del cine por ser el coche de Bond, James Bond.
El DeLorean DMC-12, en Regreso al futuro. Su aspecto futurista, combinado con un poco de magia cinematográfica, le dio al DeLorean un estatus legendario con puertas abatibles que hoy podemos disfrutar en los mejores deportivos.
El Porsche 550 Spyder de James Dean, tampoco pasó desapercibido en la historia y es que el apodo de 'Little bastard' bien le valió la fama a este pequeño pero rápido automóvil.
No, no nos olvidamos del coche fantástico. La mítica serie de los años 80 contaba con un Pontiac Firebird Trans-Am del 82 a manos de David Hasselhoff. Kitt contaba con innumerables mejoras e incluso inteligencia artificial.
Elvis Preysler se hizo con BMW 507 (1953), de los 251 ejemplares que sacaron, y es —según los expertos— uno de los coches más bonitos de la historia del automóvil. Su carrocería estaba fabricada íntegramente en aluminio. Otro dato impresionante es su velocidad máxima, de 225 km/h, estratosférica para la época, por eso su corte era tan elevado.
Se trata de uno de los clásicos más importantes de la historia de Mercedes, del que enseguida se hizo versión descapotable. En su época se le apodó también widowmaker (hacedor de viudas) porque su velocidad invitaba a correr demasiado, lo que provocó unos cuantos accidentes.
El descapotable rojo, un Ferrari 250 GT en manos de Matthew Broderick en la película Todo en un Día o el Hudson del 49 de Paseando a Miss Daisy, pasando por el Ford Gran Torino del 72 del que Clint Eastwood no estaba dispuesto a desprenderse en la película de 2008 que se llevó tres Óscars.
Los coches fueron, son y serán un protagonista más en nuestras películas favoritas.