La eficacia de una crema no depende solo de sus ingredientes, también de la calidad de los mismos y de su concentración

El listado de ingredientes de un cosmético puede parecernos de otra galaxia, la cantidad de productos que hay para cuidar la piel (contorno de ojos, serum, crema de día, de noche, rellenador de arrugas, prebase, tónico, bruma hidratante, mascarilla...) es, a todas luces, inabarcable; y las dudas sobre lo que nos conviene siempre sobrevuelan nuestra decisión de 'beauty compra'. Hablamos con una experta en el sector, María Garnica, de Weleda, para que nos aclare algunos puntos sobre rutinas de cuidado y sobre qué activos podemos encontrar en la naturaleza y su efecto en nuestra piel.

Para primeras arrugas, para prevenirlas, para mayores de 35, de 50… ¿cómo saber cuál es mi crema específica? No siempre es cuestión de edad...

La elección de una rutina facial no debe basarse únicamente en la edad, sino en las necesidades de la piel de cada persona y la evolución de estas a lo largo de su vida.

Es cierto hay ciertos signos de envejecimiento que son más comunes según rangos de edad (las arrugas, las manchas, el tono de la piel...) pero una persona podría beneficiarse tanto de productos diseñados para los 35+ como para los 50+, todo depende de las especificaciones individuales y apetencias.

Nuestro cuerpo evoluciona y, por lo tanto, nuestra piel también. Con el paso del tiempo se ralentiza la renovación celular, al piel se vuelve más seca y más rugosa (menos lisa) y también se deja de producir colágeno y elastina, por lo que la piel pierde firmeza y también se marcan más las arrugas, estos son procesos cronológicos que suceden con la edad y por eso se atribuyen ingredientes específicos a cada edad.

Pero también hay factores externos como la exposición al sol, la luz azul y otros hábitos de vida influyen significativamente en el estado de la piel haciendo que pierda hidratación, surjan manchas, etc.

Lo mejor es observar la piel detenidamente, ver cómo reacciona a distintos productos, tratar de escoger los más respetuosos con la piel y, si se tiene una preocupación, consultar con un profesional que pueda aconsejar sobre la rutina más adecuada.

Nuestro cuerpo evoluciona y, por lo tanto, nuestra piel también. Con el paso del tiempo se ralentiza la renovación celular, al piel se vuelve más seca y más rugosa (menos lisa) y también se deja de producir colágeno

¿En qué crees que fallamos o cuál es la asignatura en la que estamos más flojas a la hora de cuidarnos la piel: limpieza, protección solar, prevención…

En líneas generales la protección solar es un gran reto, nos cuesta incorporarla en la rutina diaria más allá de la exposición solar durante el verano. Proteger la piel del fotoenvejecimiento es uno de los mejores cuidados que podemos ofrecerle, pero igual de importante es la limpieza de la piel.

Una buena limpieza, con los productos adecuados, hace que nuestra piel esté más receptiva y que los tratamientos que aplicamos sean más efectivos. Este paso de la rutina, es una gran tarea pendiente por que se tiende a pensar que solo hay que limpiar si se usa maquillaje, cuando la realidad es que nuestra piel acumula residuos a lo largo de todo el día que ocluyen los poros y producen un efecto oxidativo en nuestra piel.

¿Cuál sería una rutina de skincare básica para el día a día y en qué orden?

Salvo que se tenga alguna necesidad especifica, lo mejor es apostar por rutinas sencillas, a las que se puedan dar continuidad y que realmente resuelvan las necesidades de la piel.

Lo básico siempre es comenzar por la limpieza: ahora se habla mucho del concepto de la doble limpieza para asegurar que preparamos bien la piel.

Para continuar, un truco para recordar el orden en el que hay que aplicar los productos, es siempre comenzar con el producto menor densidad y terminar con el de mayor densidad, por lo que el siguiente paso sería aplicar el sérum, seguido del contorno de ojos, una buena hidratación y, por último, la protección solar.

Para la noche, lo ideal es seguir los mismos pasos, eliminando el protector solar, y sustituyendo la crema hidratante por un tratamiento nocturno que ayude a la regeneración de la piel mientras dormimos.

Estaba instaurada la creencia de que las cremas con activos naturales eran menos efectivas que las que incluían fórmulas más ‘de laboratorio’ (siendo de laboratorio en ambos casos) y me explico: si veíamos retinol, ácido azelaico (que en realidad está en el trigo, la cebada...), niacinamida, etc… sonaba más efectivo que extracto de granada, de centella asiática o rosa de damasco. ¿ Desde Weleda habéis tenido que explicar muchas veces que no es así?

Sí, este es un mito que con frecuencia tenemos que abordar, sin embargo, los estudios clínicos y test de eficacia que realizamos ofrecen unos resultados de eficacia realmente buenos, como por ejemplo con la crema de genciana azul donde se han obtenido resultados en test in vitro de un incremento del 60% de colágeno en la piel.

Es importante tener en cuenta que la efectividad de una crema no depende únicamente de los ingredientes que contiene, sino también de la calidad de los mismos, la concentración utilizada y la forma en que se formulan.

Nuestros productos de Weleda están formulados cuidadosamente utilizando extractos de plantas y aceites esenciales de alta calidad, con propiedades demostradas, por ejemplo, el extracto de granada es conocido por sus propiedades antioxidantes y regeneradoras; la centella asiática por su capacidad para estimular la producción de colágeno y mejorar la elasticidad de la piel... 

Es importante tener en cuenta que la efectividad de una crema no depende únicamente de los ingredientes que contiene, sino también de la calidad de los mismos, la concentración utilizada y la forma en que se formulan.

¿Cómo seleccionáis los activos (rosa mosqueta, almendra, genciana, granada…)? ¿Por qué estos y no otros?

Nos basamos en una combinación de factores que incluyen la investigación científica, el conocimiento tradicional y nuestro compromiso con la sostenibilidad y los ingredientes naturales. Elegimos cuidadosamente cada ingrediente activo para garantizar su eficacia, seguridad y compatibilidad con la piel.

Colaboramos con expertos en diversos campos, incluidos botánica, dermatología y farmacología, para identificar y estudiar los beneficios potenciales de diferentes extractos de plantas y sustancias naturales. Realizamos investigaciones exhaustivas para comprender sus propiedades, efectos y aplicaciones potenciales en el cuidado de la piel. También tenemos en cuenta el conocimiento tradicional sobre algunos de nuestros ingredientes y su amplio uso en distintas culturas durante generaciones. Después, sometemos estos ingredientes a test de eficacia y seguridad a través de estudios científicos y ensayos clínicos, y por último para Weleda es imprescindible el abastecimiento sostenible y la responsabilidad ambiental. Priorizamos los ingredientes que se pueden obtener mediante prácticas éticas y respetuosas con el medio ambiente. Trabajamos en estrecha colaboración con nuestros socios y proveedores para garantizar el comercio justo, el cultivo orgánico y la recolección responsable de ingredientes de origen vegetal.

El foco de la firma está ahora en la línea de granada. ¿Cuál es su punto fuerte y a qué tipo de pieles va dirigida?

Está formulada con el aceite extraído de las semillas de la granada, que es un potente antioxidante, su composición es muy rica en ácido púnico (un ácido graso poliinsaturado de la familia de los Omega-5) y en polifenoles y flavonoides. Estos compuestos son antioxidantes y ayudan a combatir los radicales libres, reduciendo el estrés oxidativo y protegiendo la piel del envejecimiento prematuro y los daños causados por los rayos ultravioleta.

Además, en este último año hemos estado investigando mucho en el uso de los péptidos, que son cadenas cortas de aminoácidos, más pequeños que las proteínas. Los péptidos estimulan los fibroblastos, que son responsables de la producción de colágeno y elastina en la piel, proteínas necesarias para mantener la elasticidad y firmeza.

Esta nueva gama trata problemas como las arrugas, falta de luminosidad, falta de firmeza y unifica el tono de la piel. Además, aporta una hidratación muy duradera y mejora la elasticidad de la piel.