Belleza

¿Por qué la piel se vuelve sensible y cómo corregirlo?

El farmacéutico Jerónimo Ors.
20minutos.

Un altísimo porcentaje de la población, especialmente las personas que viven en grandes ciudades, tiene la piel demasiado sensible. Es importante saber en qué consiste esta sensibilidad extrema, porqué se produce, cómo podemos prevenirla y el modo de controlarla. El farmacéutico y director de la firma cosmética Paquitar Ors, Jeronimo Ors ofrece a 20minutos las respuesta a estas preguntas. 

La piel, la frontera del cuerpo 

La piel constituye una delgada frontera y, como todo territorio fronterizo, resulta semipermeable en los dos sentidos. El interior de nuestro cuerpo expulsa continuamente, a través de la epidermis, parte de las toxinas de las que tiene que deshacerse. De hecho, sudar es un eficaz aliado para eliminar productos de deshecho, por lo que nos ayuda a estar más sanos. 

Por otro lado, al igual que pasa en cualquier frontera, la piel detiene, con sus defensas y sus barreras físicas, a los posibles enemigos. Solo dejará pasar lo que considere que es beneficioso. Un ejemplo claro de esta estrategia son los cosméticos.

¿Qué pasa cuando la piel no realiza correctamente su función?

Pero podría ocurrir, siguiendo con el ejemplo, que la frontera no funcione. En ese caso, se acumularían a un lado un exceso de toxinas que no se eliminan y al otro demasiadas radiaciones, microorganismos o partículas de contaminación. 

Es entonces cuando la epidermis se colapsa y, literalmente, la piel enloquece porque empieza a no distinguir lo bueno de lo malo. Se ve invadida por sustancias agresivas e irritantes, se oxida aceleradamente, y se vuelve más permeable. Llegados a este punto, las toxinas penetran a su antojo y la situación comienza a volverse incontrolable.

Hay que añadir nuestra tendencia a la alergia y a una reactividad extrema, de manera que todo empieza a darnos problemas. Incluso los cosméticos resultan irritantes y destructivos. Tampoco ayudan los cambios de estación, el estrés, y el contacto con el polvo, porque agravan todavía más este cuadro que empieza a presentarnos una imagen alarmante.

Los causantes del problema

Algunas personas nacen con una piel más tendente a problemas y molestias, como es la piel atópica, por ejemplo, con unas defensas naturalmente sobreexcitadas. Pero, en la mayoría de los casos, son los tratamientos inadecuados los causantes de esta sensación de disconfort e incomodidad. La primavera, con sus altos niveles de polen y sus alérgenos disparados, es la época en la que las pieles sensibles lo pasan peor.

¿Cuál es la solución?

Afortunadamente llevo décadas investigando las tendencias de la piel y hoy en día sabemos cómo controlarlas. En primer lugar, tenemos que utilizar cremas con efecto barrera para que la mantengan aislada de lo que la irrita. Y acudimos, una vez más, a la botánica para que nos ayude, cuida y proteja nuestra piel.

Plantas como la malva, la caléndula o el trigo contienen mucopolisacáridos, que protegen la epidermis permitiéndola respirar. Sustancias antioxidantes como el licopeno, que proviene del tomate, o el extracto de romero contienen antirradicales libres. Y, finalmente, el efecto calmante llega con el aceite de espino amarillo o la ectoína.

Con el uso de estos productos la piel se irá tranquilizando y perderemos la molesta sensación de una piel irritada. Recuperaremos el confort y con él, la sonrisa. Y, como dijo Charles Chaplin, “Un día sin sonreír es un día perdido”. Disfruta de tu piel. Es única.

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