El verdadero 'lujo asiático' está en tu propia casa
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Toda la vida buscando el verdadero lujo y puede que lo tengas más cerca de lo que imaginas, en tu propia casa, y esto no pasa por tener una casa como la de los millonarios que viven en Malibú o en la plácida Costa Azul.
Imagina que una de las cosas más importantes y que apenas hacemos por falta de tiempo te la traen literalmente al salón de tu casa, o a tu habitación. Y no de cualquier manera. Un masaje antiestrés, un tratamiento facial o corporal… con la ambientación perfecta, la luz adecuada, el olor, la música… Tú no tienes que preocuparte por nada, solo de abrir la puerta cuando llegue la hora… y de disfrutar.
Esto es posible porque hay plataformas como Lifeful que se encargan de hacerlo realidad. Pero, ¿cómo funciona? Es muy sencillo, solo hay que entrar en la página web (lifeful.es) y elegir el tipo de tratamiento que se quiere realizar: facial, corporal o ambos. Tras elegir el ritual, se introduce la dirección a la que deseas que vayan (puede ser la tuya o la de otra persona a la que se lo quieras regalar) y aparecen los profesionales que están disponibles en esa zona. En la ficha de cada técnico se puede encontrar una breve descripción y las valoraciones que hacen los usuarios, para así elegir el que mejor se adapte a las necesidades de cada cliente. Solo queda reservar para convertir tu hogar en un spa de lujo.
Hidratación y luz con vitamina C
En mi caso el tratamiento elegido fue un ritual de vitamina C (de Natura Bissé, la firma con la que realizan todos los tratamientos). Primero ambientan la estancia con luz tenue, música, aroma... Preparan la piel con una limpieza y exfoliación profunda del rostro, cuello y escote. La fase de tratamiento incluye un concentrado, una mascarilla y un masaje remodelante. El resultado es una piel hidratada, luminosa y relajada. Además, mientras la mascarilla hace efecto, te dan un masaje en manos y brazos que contribuye aún más a que la relajación sea total. El tratamiento duró una hora y puedo asegurar que no sabía ni donde estaba. ¿Lo mejor? descubrir que seguía en mi propia habitación.