Más mujer

¿Qué pasa cuando es el hombre el que ha de cuidar a la mujer?

Escena de This is Us, serie de Amazon Prime
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Los cuidadores informales o no profesionales son mayoritariamente, mujeres, tal y como recoge la encuesta realizada en España "Discapacidad, autonomía personal y situaciones de dependencia" (2020) del Instituto Nacional de Estadística. Sus datos indican que pese a que la brecha se reduce con la edad, ellas representan el 63,7% de los cuidadores. Es otro estudio el que no sólo viene a reforzar esta idea, sino que nos hace plantearnos una pregunta de vital importancia, que no es otra que la de quién cuida a las mujeres cuando son ellas quienes enferman.

Un estudio publicado por la Sociedad Americana del Cáncer llamado "Gender disparity in the rate of partner abandonment in patients with serious medical illness" (Disparidad de género en la tasa de abandono de pareja en pacientes con enfermedades médicas graves), comparó las diferencias entre matrimonios heterosexuales en los que es la mujer la que enferma y en los casos en los que es el hombre el que enferma. Este análisis habla de casos de cáncer y de esclerosis múltiple y la conclusión es clara: la tasa de divorcio cuando es la mujer la enferma sube un 27%, mientras que cuando es el hombre el que tiene una enfermedad grave, sólo sube un 3 %. "Cuando es la mujer que tiene un cáncer la probabilidad de divorcios nueve veces mayor que cuando lo tiene el hombre. Hemos de hablar de cuidados. Todas sabemos que somos nosotras las cuidadoras y esto no es porque lo tengamos en el ADN, sino porque nos han educado así, y nos han enseñado a ser así", explica en sus redes sociales Júlia Salander, politóloga y activista digital feminista.

La mujer como cuidadora

"Las mujeres han sido históricamente asignadas al rol de cuidadoras. Muchas hemos interiorizado estos roles de género, así como el sentido del deber. Esa maldita 'culpa' que hemos sentido muchas madres en los 90 cuando nos íbamos a trabajar. La presión social para asumir estas responsabilidades y la falta de políticas corporativas (planes de conciliación y corresponsabilidad, formación en género, facilitación de días libres y horarios flexibles en días previos a festivos, posibilidad de teletrabajo, horario intensivo en verano y todos los viernes del año y política horaria para padres y madres con hijos menores, por poner algunos ejemplos) pueden explicar estos comportamientos", explica por su parte Beatriz Coleto, experta en políticas corporativas de conciliación e igualdad en Vivofácil.

Imagen de la serie This is us
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"Lo interesante de analizar y lo interesante de este estudio es ver qué pasa cuando es el hombre el que sí o sí ha de ejercer ese rol de cuidador. Y no sólo eso, sino qué pasa cuando la mujer queda inhabilitada para cuidar y si es evidente que acompañar alguien es supercomplejo, pero cuando te encuentras con estas diferencias, no deja de llamar la atención y se confirma que las mujeres nos quedamos cuidando. Si las mujeres nos quedamos cuidando, ¿quién cuida de nosotras?", se pregunta Salander.

Beatriz Coleto recuerda la importancia de no generalizar, sino de analizar factores socioculturales que puedan tener un impacto en ciertos aspectos psicológicos. "Los hábitos pueden variar según la cultura, la sociedad y las experiencias individuales. Teniendo en cuenta esto, la incapacidad de algunos hombres para ajustarse rápidamente a la situación de convertirse en cuidadores y atender el hogar y la familia puede estar relacionada con roles de género tradicionales arraigados en la sociedad", explica. 

"Históricamente, se ha esperado que las mujeres desempeñen el papel de cuidadoras principales debido a esa socialización diferencial de género. A pesar de avanzar a lo largo de la historia con una mirada crítica hacia una identidad que busca la igualdad real y efectiva, existe un importante déficit en las políticas de conciliación de la vida laboral, familiar y personal de muchos entornos laborales y a la vinculación de la conciliación como un derecho exclusivamente femenino. Cuando se habla del rol de cuidador, se hace sobre todo para referirse a paternidades presentes, quedando los cuidados de personas dependientes, enfermos, y/o mayores, reservados a la mujer. La falta de modelos a seguir de hombres en roles de cuidadores también puede influir en esta dinámica", comenta Coleto. 

La incapacidad de algunos hombres para ajustarse rápidamente a la situación de convertirse en cuidadores y atender el hogar y la familia puede estar relacionada con roles de género tradicionales arraigados en la sociedad

¿Quién cuida a quien cuida?

Por supuesto, la pregunta central de hoy no es otra, como comentábamos, que la de quién nos cuida a nosotras. Un estudio coordinado por José Daniel Rueda Estrada, profesor de los Estudios de Ciencias de la Salud de la UOC, y publicado en la revista Global Social Work, se pregunta también quién cuida al cuidador. En general, tres de cada cuatro cuidadores son mujeres, y lo habitual es que tengan una edad avanzada, estudios elementales y escasos recursos económicos. El 55 % reconoce no recibir apoyos ni ayudas en sus tareas de cuidado, ni de entidades ni de la propia familia. "Es esa capa social, formada fundamentalmente por mujeres, cuyo trabajo consiste en cuidar y en hacerlo gratis, y cuyo papel apenas es reconocido", aclara Daniel Rueda Estrada.

Beatriz Coleto, experta en políticas corporativas de conciliación e igualdad en Vivofácil, explica que el agotamiento y el estrés emocional pueden afectar a cualquier persona cuidadora, hablemos tanto de un contexto informal como profesional, por lo que es esencial que haya sistemas de apoyo en su lugar, incluyendo redes familiares, amigos, servicios de cuidado respiro, asesoramiento psicológico y apoyo gubernamental. "Lo más importante es reconocer la profesionalización de los cuidados y la importancia de contar con empresas y organizaciones especializadas en servicios asistenciales para profesionalizar el sector. Las plantillas deben contar con servicios que les ayudan a conciliar en diferentes facetas de su vida: cuidado de familiares con discapacidad y/o dependencia, cuidado de mayores, cuidado de hijos/as, cuidado de mascotas y ayuda en el caso de mudanzas", explica.

Señala que algunos ejemplos de programas con los que ya cuentan muchas empresas son la ayuda a domicilio (bolsa de horas disponibles para cuidados personales o de familiares en el hogar en caso de enfermedad o convalecencia), la Teleasistencia Premium y teleprotección (Servicios de asistencia y protección a familiares en situaciones de riesgo, como personas mayores, discapacitados o víctimas de violencia doméstica) y las consultas telefónicas ilimitadas a especialistas, es decir: asesoramiento integral en temas médicos, jurídicos, psicológicos y sociales. "También están la vídeo consulta médica y 2ª Opinión Médica Internacional, que son servicios de atención médica remota y consulta de expertos internacionales en casos de enfermedades graves; el acceso a red médica concertada de salud y bienestar (acceso a profesionales médicos privados con descuentos), la asistencia técnica informática y jurídica, que es el apoyo en temas informáticos y consultas jurídicas. También hablamos dentro de estas 'ayudas' de la gestión de inspección técnica de vehículos y servicio de manitas (pequeñas reparaciones a domicilio), así como de los asistentes personales telefónicos para la gestión de diversas tareas y trámites personales", concluye Coleto. 

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