Más mujer

Entrevista

Eugenia Tenenbaum: "Como feminista me paso la mayor parte del día muy cabreada"

Eugenia Tenenbaum
Miquel Á. Cañellas

"No quiero vender mi alma al diablo, pero tengo que pagar las facturas", es tan solo una de las perlas que nos regala la divulgadora en una charla en la que hablamos de arte, de perspectiva de género y de por qué en la actualidad escasean las escenas de sexo entre mujeres en series y películas.

La divulgadora nos invita en 'La mirada inquieta' (Temas de Hoy) a cuestionar lo que sabemos para comprender mejor quiénes somos y lograr que el arte sea para todos. Su ámbito de especialidad es la perspectiva de género aplicada al mundo artístico, y aprovechando su paso por el Festival Literatura Expandida, impulsado por Rata Corner e INNSiDE by Meliá, hablamos con ella para, precisamente, cuestionarnos de nuevo ciertos aspectos. ¿El primero? Por qué es tan importante aclarar que ella no es influencer, sino divulgadora. "Creo que la palabra influencer no solo tiene connotaciones negativas, sino también un componente de hacer publicidad en redes, algo que no me parece en absoluto negativo, pero no se ajusta. Cuando una persona escucha la palabra, se imagina por ejemplo a Dulceida, pero son perfiles que no están politizados. Considero que ser divulgadora se ajusta más a lo que hago y sobre todo, a aquello de lo que vivo", explica la historiadora del arte, que cree que las redes sociales están derribando a su vez algunos tópicos vinculados al feminismo y que logra con su trabajo acercar a sus seguidoras al movimiento. 

Feminismo y seguidores en Instagram

"Como feminista estoy muy cabreada la mayor parte del día, pero al final te puedes acercar al feminismo desde todos los prismas, y es fantástico que todas las feministas nos lo llevemos a nuestro terreno. A veces parece que las feministas somos vendedoras a puerta fría, que tengo que convencerte y evangelizarte. Muchas veces parte de esta deriva academicista exige cierta objetividad, pero estamos hablando de derechos humanos, una cuestión que mata a millones de mujeres en el mundo, genera mucho dolor a muchos hombres y que es un sistema de opresión. Si te estás viendo atravesada por esto, en algunas ocasiones podrás hablar del tema desde la calma y desde lo didáctico, y otras veces querrás poner el puño en la mesa y decir que estás hasta los ovarios. Sin embargo, a la gente le gusta fiscalizar el tono. Las mujeres tenemos que ser amables, ponerte una sonrisa…".

Explica que es más habitual de lo que pensamos el que la gente le pregunte si por tener tantas seguidoras Instagram le paga, algo que considera es la expresión del desconocimiento existente. "Muchas personas creen que tener seguidores te da dinero, y lo que te da dinero es hacer publicidad. Aquí entra esta fricción de no quiero vender mi alma al diablo, pero tengo que pagar las facturas... Cuando empiezas a hacer publicidad, muchas personas no están de acuerdo, porque nos hemos acostumbrado a la gratuidad. Muchas compañeras reivindicamos precisamente esto: si en este perfil el 80 % del contenido es gratuito, el 20% de ocasiones que haga publicidad apoya las campañas, porque además intento hacerlo desde una ética profesional. Tengo que sufragar todo lo demás: crear contenido no es gratis. Pagas aplicaciones, pagas programas, a terceras personas en muchos casos…", aclara.

En su libro explica que la perspectiva de género es una corriente revisionista que parte de la base de que en la construcción del conocimiento de cualquier disciplina, los aportes de las mujeres y sus situaciones concretas no han sido tenidas en cuenta, del mismo modo que los de los hombres no han sido estudiados ni analizados en relación a los de las mujeres. ¿El hecho de que la inmensa mayoría de sus seguidoras sean mujeres quiere decir, entonces, que a los hombres no les interesa esta perspectiva? "Nos han enseñado que lo que hacen y les pasa a los hombres es universal y lo que nos pasa a nosotras es residual. Como el feminismo es el movimiento que les interpela, las mujeres feministas estamos más preparadas para revisar nuestra misoginia interiorizada que ellos. Como es una revisión continua de los privilegios con los que han contado, es muy fácil que se pongan a la defensiva. Nos pasa a las mujeres blancas con el racismo: es una posición del privilegio, que nos nubla. Parece que si nos dicen que somos privilegiadas, se nos están negando nuestros esfuerzos. Se trata de entender que puedes pasarlo mal, pero que hay características dentro de ti que no te han dificultado las cosas sino, que te las han facilitado”, asegura Eugenia. 

Nos pasa a las mujeres blancas con el racismo: es una posición del privilegio, que nos nubla. Parece que si nos dicen que somos privilegiadas, se nos están negando nuestros esfuerzos
Eugenia Tenenbaum
Cortesía

Indica que uno de los argumentos más recurrentes para justificar la ausencia de las contribuciones femeninas en cualquier currículo educativo es la calidad. Explica además que el que las obras artísticas de los hombres se coticen más en el mercado es, desafortunadamente, lógico si tenemos en cuenta que se sigue valorando más a los hombres, a los que se conoce más porque se les publicita más, en todos los ámbitos.

Homosexualidad femenina en la ficción

"Misoginia y lesbofobia han ido siempre de la mano: al suprimir tanto desde la teoría como desde la práctica la posibilidad de desarrollar una sexualidad autónoma, nuestras antepasadas sáficas tuvieron que encontrar fallos en el sistema para existir en ellos. La cosa no ha cambiado tanto: todavía a día de hoy seguimos viendo titulares que ocultan las relaciones sexo-afectivas entre mujeres, como fue el caso de Mónica Carrillo y Vanesa Martín que, a pesar de llevar más de un año como pareja de hecho, todavía siguen siendo referidas como "amigas que dan paseos por Chueca" en algún que otro titular”, escribe Eugenia en sus redes. 

¿Por qué las mujeres ‘sáficas’ siguen invisibilizadas en el discurso? "A la gente le cuesta entender que las mujeres nos podemos relacionar entre nosotras. De hecho, nos enseñan a concebir a la mujer como una enemiga en muchos casos. Por ello, ya cuando te metes en el terreno amoroso, de los afectos y del sexo, a la gente le explota la cabeza. Como se ha hecho siempre desde la mirada masculina, cuando veo series en las que se trata las relaciones entre mujeres, me doy cuenta de que se intentan evitar las escenas de sexo, porque estamos tan acostumbradas a la sexualización y a la cosificación, que parece que no podemos acercarnos a ello de otra manera… A la visibilidad bisexual y lésbica les queda aún mucho", asegura.

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