Más mujer

La posible razón por la que las presentadoras de pódcast van en chándal

Vicky Martín Berrocal e Hiba Abouk en 'A solas… con Vicky Martín Berrocal'
Instagram

El clásico "para gustos, colores" podría ser perfectamente cambiado en la actualidad por "para gustos, pódcast", porque del mismo modo que en nuestro país se abre un hotel nuevo cada cuatro días, bien podría parecer que basta con pestañear para que aparezca un nuevo pódcast. Tan sólo en 2022, señala Stadista, el número de oyentes de este tipo de audio digital en nuestro país se aproximaba a los tres millones, rozando el consumo semanal las diez horas.

Según datos del segundo informe publicado por el Observatorio iVoox sobre el estado del pódcast en español, el 50,31 % afirma escuchar más pódcast que el año pasado, con un 42,56 % que escucha pódcast diariamente, y un 28,12 % que lo hace al menos una vez a la semana. 

El chándal como aliado

Pero de lo que no existen datos es de un aspecto que ha salido a la luz  en una conversación que mantuve con Sonia Fornieles, Directora de Mujer.es, ávida oyente de pódcast (creo que me mataría si dijera algunos de los que escucha, pues incluso en el mundo "podcastero" hay placeres culpables) y experta en capturar detalles que a otros se les escapan. "¿Por qué van tantas veces en chándal?", preguntó.  

Pero no se hizo el silencio, porque lo curioso es que precisamente, me había planteado lo mismo días antes, tras pensar que desde Alex Cooper, responsable de 'Call Her Daddy', pódcast al que van figuras como Megan Fox, hasta Vicky Martín Berrocal, que entrevistó a Sofia Vergara en su paso por España para promocionar ‘Griselda’, van siempre en chándal. ¿Acaso hay un 'dress code' chandalero? ¿Sirve la prenda deportiva por antonomasia para construir un halo de seguridad y confort? ¿O acaso la clave está en que quien entrevista es también alguien conocido?

Alex Cooper y Camila Cabello en 'Call her daddy'
YouTube

Tan importante es este atuendo tan vinculado con la comodidad y la intimidad que la propia Cooper cuenta con su propia línea de chándales llamada, cómo no, "Call her daddy". Tanto le obsesiona el atuendo deportivo que en una entrevista concedida a 'New York Times', habla al respecto en dos ocasiones. Cuando señala que de adolescente no podía permitirse comprar los de Juicy Couture, y cuando reconoce haberse gastado casi 1.000 euros en uno de Fear of God. "Sé que se llevan los chándales, pero me vuelve loca la forma en la que intenta jugar a ser una periodista seria mientras va en chándal", escribe una usuaria en Reddit.

Quizás el motivo por el que es tan común que las responsables de los pódcast vayan ahora en chándal sea intentar construir un espacio de intimidad cercano al de la fiesta de pijamas... aunque en realidad, Vicky Martín Berrocal graba el suyo en el hotel Four Seasons.

Simulas hablar con tu amiga del alma con un código de vestimenta no escrito que te exige ir en chándal

"No sólo tienes que simular que estás hablando con una amiga del alma, pese a que creo que la mayoría de ocasiones, es una entrevista como otra cualquiera, sino que además, no sé si hay un código de vestimenta no escrito que te exige ir en chándal. Yo voy a hacer una entrevista a un pódcast, pero no voy en pijama. Creo que habría que replantearse un poco "el mundo chándal", porque a veces es demasiado", dice Toni Acosta, que junto a Silvia Abril tenía el pódcast 'Las Del Grupo'.

"Tengo que reflexionar al respecto, porque soy muy contradictoria, y quizás mañana me hago un pódcast que se llama 'En chándal con Toni Acosta'. Aquí todo es susceptible de cambio, pero ahora mismo me chirría todo cuando lo veo; me suena a estrategia", añade Acosta. "Lo comparo mucho, dentro siempre del respeto, con esas conversaciones en las que hablan de envejecer bien, cuando es evidente que están retocadísimas. Porque quizás está bien defender también eso, que te haces lo que quieres porque tras los cincuenta años, llevas mal mirarte al espejo. Pido coherencia: el chándal, al gimnasio", dice.

La hora de la verdad

Otro aspecto vital es la duración de los pódcast, pues las entrevistas suelen rondar la hora de duración, algo cada vez más complicado en el periodismo y que al mismo tiempo hace que en muchas ocasiones, se acerquen a una sesión de terapia. Gracias a su extensión, las charlas pueden ir más allá de las preguntas de rigor sobre el último proyecto de la entrevistada, desembocando en una suerte de confesionario. Sin embargo, cuando un periodista se enfrenta a una entrevista, la celebridad se muestra muy cauta a la hora de hablar, llegando a decir en muchos momentos "esto no lo pongas". Y encima, no vas en chándal...

El invitado tiene tiempo para abrir su corazón, si lo desea, o promocionar bien su creación o su producto

"Junto al aspecto de la duración, que cuenta con un tiempo que desgraciadamente, no suele encontrarse ya en los medios tradicionales, en la radio y desde luego, no en la tele, la clave ahí es la palabra "conversación". Se trata de una conversación en la que quieras o no, se genera intimidad entre dos o tres personas. No es una gincana de actividades, como en 'El hormiguero', no dependes de la edición para crear un momento íntimo como ocurre en los programas de Bertín Osborne… Es un formato (aunque haya mucho trabajo detrás que no se ve, como en la mejor tradición de los influencers) en apariencia crudo y honesto. Puedes "ver" al invitado, que tiene tiempo para abrir su corazón, si lo desea, o promocionar bien su creación o su producto", explica la periodista Raquel Piñeiro, que tiene el pódcast 'Sexo en Nueva York Pódcast'.

Candela Pela y los pódcast

"Aparte, creo que es el formato de moda y hay muchos asesores y expertos en marketing recomendando a sus clientes ir a tal o cuál pódcast, algo que en alguna ocasión, no beneficia precisamente al personaje", señala. Precisamente Candela Peña explicaba hace días en 'El cine en la SER' lo mucho que han cambiado por este motivo en tres años las promociones. "Ahora vas a tres pódcast peloteros y lo partes: parece que has hecho una gran promoción. Nuestra jefa de prensa de Netflix ha tenido muy buen ojo a la hora de escoger los sitios", comentaba.

Vicky Martín Berrocal y Marta Sánchez en la grabación del pódcast 'A solas con... Vicky Martín Berrocal'
Instagram

Sam Wolfson se pregunta en 'The Guardian' para quién son en realidad esas interminables horas de conversaciones. "¿Son para los oyentes; una oportunidad de obtener un momento único de sincera honestidad por parte de las figuras de nuestro tiempo? ¿Son sesiones de terapia para los invitados, con el beneficio añadido de poder promocionar su proyecto al final? ¿O son para sus anfitriones, una forma de sentirse conectados con el espíritu de la época y hacer muchos amigos famosos en el proceso?".

Intimidad y confianza... ¿Ciega?

Toni Acosta confiesa encontrarse inmersa en un proceso de reflexión en el que se cuestiona constantemente qué es la intimidad e incluso cuánto vale la de cada una. "Hace un tiempo, lo genial era guardar para ti lo que se supone que es esa privacidad, pero ahora, depende del lugar en el que estés, puedes hablar de ella o no. Si lo publicas en tus redes, ¿es válido? ¿Y si vas al pódcast de una amiga? Porque luego estás en una rueda de prensa hablando de un proyecto y… ¿Es entonces cuando no quieres hablar de nada relacionado con tu vida privada? Estoy siempre alerta y pensando acerca de si es válido en un sitio, pero no en otro. Porque al final, todo llega al mismo lugar: se convierte en noticia y en titular", explica. 

Ahora se valora más, creo, a quien más enseña

"Reflexiono mucho al respecto. ¿Hasta dónde llega nuestra capacidad de preservar la intimidad? No sé si llegaré a alguna conclusión, pero me da algo de pena en lo que nos estamos convirtiendo. Ahora se valora más, creo, a quien más enseña", añade la actriz.

No sé si ya es tarde para recuperar la confianza entre el invitado y el periodista, pues ahora las celebridades cuentan con sus propios canales (desde redes hasta incluso docuseries) en los que controlan la narrativa. Incluso no es extraño que muchos medios encarguen a una celebridad entrevistar a otra, quedando el periodista fuera de juego. No quiero imaginar cuánto le pagaron al "entrevistador".

 Mientras tanto, en ocasiones los periodistas han de intentar capturar unos minutos de atención previos a la sesión de fotos de turno mientras maquillan al personaje a entrevistar, o se enfrenta a sesiones de cinco minutos en plena gira promocional en los que más allá del saludo y la despedida, hay tiempo para poco.

Me temo que ya ni un chándal puede arreglar esta brecha de desconfianza y esta situación en la que quien escribe tiene que perseguir a la celebridad para poder hablar con ella, en ocasiones ante la atenta mirada de un representante que se encarga de cortar la conversación si la temática toma un camino que no le convence o incluso si el entrevistado lanza una respuesta susceptible de polémica. 

"Has de estar atenta al contador que aparece en la pantalla. Limítate a hacer preguntas relacionadas con el proyecto en promoción", me indicó segundos antes de entrar en una videollamada con una celebridad -con la que podía hablar durante seis minutos- su agente de prensa. "Prefiere no responder a esa pregunta", dijo el representante de una actriz antes de que ella pudiera contestar. 

 Cuando la pieza salga publicada, reza para no recibir una llamada exigiendo cambios

Y ahora, asegúrate de ser cálida, profesional, no traspasases ningún límite, logra construir cierta complicidad fugaz, asegúrate de sacar un buen titular y por descontado, no dejes para el final la pregunta más jugosa, pues quizás no haya tiempo para decir poco más que "Hola". Ah, y cuando la pieza salga publicada, reza para no recibir una llamada exigiendo cambios.

Es una interacción surrealista que requiere un notable nivel de curiosidad, empatía y pura confianza ciega 

"Sobre el papel, una entrevista a una celebridad es enigmática porque es absolutamente extraña: dos completos desconocidos hablan sobre cosas que quizás son más personales y significativas de las que dos amigos podrían hablar jamás, a menudo en el espacio de una sola hora. La conversación no es diferente a la terapia. Es una interacción surrealista que requiere un notable nivel de curiosidad, empatía y pura confianza ciega", escribe Eleanor Halls, editora de 'The Telegraph', en su newsletter PassTheAux. 

"Por eso creo que puede ser un shock para los talentos leer sus entrevistas después de un intercambio particularmente íntimo y ver sus pensamientos más profundos ordenados y analizados por alguien a quien tal vez nunca volverán a ver, presentados para miles de lectores que formarán sus propias opiniones", escribe dice Halls.

¿Y si es el momento de ir comprando un buen chándal?

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