Cine

Kirsten Dunst: "Lo que Lars von Trier diga es asunto suyo"

La actriz estadounidense Kirsten Dunst asiste a la gala amfAR contra el sida en el hotel du Cap de Antibes.
EFE/IAN LANGSDON

Un sol demasiado abrasador para estar a mediados de mayo asola la Croisette en el momento que salta la noticia de que a Lars von Trier, el director danés que el pasado miércoles hizo saltar la banca con sus declaraciones, le han nombrado persona non grata en el festival de Cannes. Y resguardada de ese mismo sol Kirsten Dunst, protagonista de Melancholia, la cinta del director danés, atiende a la prensa, ávida de cualquier declaración al respecto.

"Yo he venido a hablar y a promocionar la película. Lo que diga Lars es cosa suya, pero no se pueden hacer bromas sobre ese tema", adelanta ya la intérprete ante el aluvión de cuestiones que se le vienen encima al respecto. "No voy a decir nada del festival, por lo menos todavía estamos en competición", finaliza. Pero lo que sí explica de von Trier es que es "muy vulnerable. Muy sensible. Tanto que siempre se rodea de mujeres. Su presencia es tan fuerte que su estado de ánimo afecta a todo el set de rodaje".

Acostumbrada al cine de los grandes estudios, para Dunst ponerse bajo las órdenes de uno de los tótems del cine europeo ha sido una experiencia reveladora. "Esta experiencia me ha cambiado porque nunca había sido tan libre. Era un rodaje muy tranquilo y en el que no teníamos la sensación de estar filmando. A Lars no le gusta ese estilo, no le gusta ensayar, prefiere grabar treinta minutos seguidos", explica. ¿En que se ha traducido esa libertad para Kirsten? "Siempre deja que los actores hagan su trabajo, no interfiere aunque puede ser un poco intimidatorio al principio".

En Melancholia, Dunst interpreta a una chica bipolar capaz tanto de arruinar su propia boda en un abrir y cerrar de ojos como de amargar el fin del mundo a su hermana, una adorable Charlotte Gainsbourg, y a su sobrino. Un papel en el que la propia actriz ha podido recurrir a experiencias pasadas, puesto que pasó por una severa depresión recientemente. "Como actriz tengo que ser capaz de mezclar mis sentimientos con los del personaje. Pero fue una experiencia catártica, estuvo muy bien. Agotador, pero positivo para mí", asegura.

Lo más complicado de su papel fue, sin duda, hacer que resultará creíble y que no aburriera al espectador. "No sueles tener la oportunidad de hacer un papel como éste. Pero es muy difícil interpretar a una depresiva. ¿Cómo lo haces para que no sea aburrido? Porque eres una persona que no tiene ganas de nada, no tiene hambre, duerme todo el día...", enumera entre risas.

Nacida para actuar

El primer gran papel de Dunst le llegó a sus 12 años cuando apareció en Entrevista con el vampiro junto a Tom Cruise y Brad Pitt. A partir de ahí, poco a poco se le fueron abriendo las puertas del estrellato hasta llegar a se la pareja de Tobey Maguire en la trilogía Spiderman. "No me imagino haciendo otra cosa en mi vida que no sea actuar", asegura. Aunque no deja de decirlo con un cierto tono, a juego con su nuevo estreno, melancólico. "Antes era divertido. Ahora..."

Después de un par de años poco movidos en lo profesional, la intérprete vuelve al centro de los focos y de las alfombras rojas. El año pasado ya estuvo en Cannes con un corto y este mes de mayo vuelve a someterse al juicio de la crítica. "Me gusta competir cuando gano", ríe. "Pero en esta industría siempre se te juzga, siempre se te compara. Es la misma historia de siempre", finaliza.

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