Artes

Fotos "menos perfectas pero más espontáneas" en la muestra de Polaroid de Helmut Newton

La top model Thierry Mugler, retratada en película Polaroid por Helmut Newton
© Helmut Newton Estate

Cuando en 1992 publicó el libro Pola Woman, el fotógrafo Helmut Newton (1920-2004), que ya era una eminencia de calado mundial, fue criticado porque las imágenes, al tratarse de instantáneas Polaroid, no tenían el acabado técnico habitual en su obra, no eran suficientemente perfectas. "Eso es lo que las hace excitantes, la espontaneidad, la velocidad", respondió.

La íntima relación de Newton con la película Polaroid de revelado inmediato vuelve a quedar patente en la exposición de 300 fotos inéditas, utilizadas por como bosquejos o apuntes previos para algunos de los centenares de editoriales de moda, sensuales y eróticos, que cimentaron la fama del retratista.

Helmut Newton Polaroids está en cartel en la sede central de la Fundación Helmut Newton en Berlín (Alemania). En paralelo a la muestra se publica en versión multinlíngüe el libro del mismo título (Taschen).

Conocer de antemano el 'look' de la foto

A partir de los años setenta Newton utilizó con asiduidad la película Polaroid. En alguna ocasión adujo que las fotos instantáneas satisfacían su urgencia por conocer los resultados, el look de las situaciones, sin tener que pasar antes por el laboratorio. Eran como el libro de bocetos del fotógrafo para probar si su idea era realizable, además de permitirle comprobar la iluminación y la composición.

Muchas de las Polaroid presentadas en Berlín, seleccionadas y recopiladas por la viuda del artista, tienen en los bordes notas escritas a mano alzada por Newton en el mismo instante en que la foto se revelaba.

Nacido en Berlín, aunque residente a lo largo de su vida en Singapur, Australia, Londres, París, Monte Carlo y Los Ángeles (donde murió tras un accidente de automóvil), Newton fue uno de los fotógrafos favoritos de varias de las ediciones internacionales de Vogue. También trabajó para Elle, Marie Claire, Playboy, Vanity Fair y Stern.

Publicó numerosos libros y estableció un estilo, muy imitado, basado en el voyeurismo y los bodegones anatómicos, donde los cuerpos femeninos aparecían dotados de una presencia dominante e iluminados con una perfección tan fría como germánica.