"Lo que poca gente sabe es que ser altruista trae mucha más felicidad que ser egoista. Está probado científicamente", dice Lucas Jatobá.

Hace voluntariado desde los 16 años. En Cataluña fue payaso en hospitales y orfanatos, dona sangre y plasma. No sabe vivir sin agradecer.

El brasileño de origen italiano emana optimismo y pasión por la vida. Es creativo y trabaja en estudios publicitarios, pero en sus proyectos personales subyace el desinterés y el objetivo de mejorar ligeramente el mundo.

Ha vivido en Italia, Barcelona y ahora en Australia. En la Ciudad Condal pasó cuatro años. Cuando decidió marcharse, quiso despedirse de todos los barceloneses: compró unos globos de helio y en los cordeles pegó sobres con entradas de teatro.

La iniciativa sedujo a un portal de búsqueda de viajes y eventos de ocio, que se puso en contacto con Jatobá para que repitiera la acción: "Necesitaba agradecerle a la gente lo bien que me había tratado la ciudad. Sólo había podido comprar siete entradas de teatro y siete globos. La empresa me regaló 250".

El vídeo, correalizado con el catalán Josep Surinach, se llamaba Adéu, Barcelona y mostraba a los globos sobrevolar el puerto deportivo, la Barceloneta o los edificios junto a la Sagrada Familia.

Ahora Jatobá vive en Sidney (Australia). Acaba de cumplir 30 años y ha vuelto a sentir el impulso de agradecimiento por una ciudad que lo ha acogido, "con gente abierta y amable, honesta y que se respeta mucho".

Celebró su cumpleaños con 30 gifts for 30 strangers (30 regalos para 30 extraños), una acción callejera en que Jatobá y sus amigos empaquetaron, llevaron y repartieron objetos a desconocidos, uno por cada año que cumplía: "Intenté elegir regalos que casi a cualquiera le gustarían, como un una botella de champán o un vale por un masaje de 30 minutos en un spa".

Dieron juguetes a los niños, pelotas de rugby a un grupo de amigos, una tabla de skate a un adolescente, ropa de bebé, bufandas de señora...  "Primero me miraban un poco raro, pero cuando empezaba a explicarles se ponían muy contentos". En el mar de reacciones, hubo abrazos colectivos, una chica que le regaló flores y hasta una señora que le regaló un bollo de pan.

Las respuestas también le llegan del ciberespacio, con e-mails y comentarios: "Me dicen que la idea les inspiró, que quieren hacer algo parecido o copiarme, que el video les hizo el dia mejor o hasta que les cambio la vida".

Una pista para este (o para su próximo) cumpleaños: confiesa que le gustaría que alguien le regalara un bonsai.