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La vida de la actriz Kirstie Alley, un viaje de ida y vuelta al infierno

La actriz estadounidense Kirsty Alley desfila con una creación de Zang Toi en la Semana de la Moda de Nueva York, en Estados Unidos.
Peter Foley / EFE

Entre 1985 y 1993, Kirstie Alley, de ojos verdosos, melena castaña y perfecta nariz, fue la guapa protagonista de series como Norte y Sur y Cheers y de la saga cinematográfica Mira quién habla. Pero algo le ocurrió después: los rumores sobre su escasa profesionalidad y su difícil carácter circularon por la industria. Se hizo pública su adicción a la cocaína. Y, entre unas cosas y otras, pasó algo todavía peor: engordó. Muchísimo. Demasiado para el frívolo y superficial Hollywood.

Todo un carácter... dentro y fuera de la pantalla

Nacida en 1951, Alley conoció pronto el lado amargo de la vida: a los 30 años vio morir a su madre en un accidente de tráfico provocado por un conductor borracho. Su padre resultó gravemente herido. Por esa época trabajaba como decoradora de interiores, pero varios concursos televisivos la tentaron a ser actriz: no tardó en conseguir pequeños papeles en Star Trek 2 o Mascarada, aunque su oportunidad llegó en 1987, cuando sustituyó a Shelley Long en Cheers. "Durante esa época -confesaba Alley-, no comía nada y me encendía un cigarro tras otro. Estaba siempre nerviosa: como cuando, de niña, te preparas para ir a tu primer día de colegio con el estuche y el vestido nuevos. Lo malo es que esa sensación duró cinco años".

Mira quién come... y después adelgaza 45 kilos

Después vino el cine y Mira quién habla (junto a John Travolta), que recaudó más de 250 millones de euros en todo el mundo. Pero Alley no supo digerir el éxito: víctima de un trastorno alimenticio, la actriz se entregó a las calorías y alcanzó los 110 kilos, una cifra muy elevada para su 1,71 de altura. Su abandono fue portada en infinitas revistas de cotilleos, pero la bella ha vuelto: tiene su propia dieta (ha perdido 45 kilos), se rio de sí misma en la serie Fat Actress (que escribió, protagonizó y produjo) y ahora participa en el Mira quién baila de EE UU.

Soltera... y madre feliz

Aunque ha estado casada dos veces y salió con el guaperas James Wilder de Melrose Place, no ha encontrado aún a su pareja perfecta. Dice estar preparada para enamorarse, pero por el momento le bastan sus hijos adoptados, William y Lillie, y sus muchas mascotas: tiene 14 animales (entre ellos, varios lemures), y gasta miles de dólares en campañas para defender la fauna.

La Cienciología como vía de redención

Como otros colegas de Hollywood (Anne Archer, Tom Cruise o John Travolta), Kirstie Alley apoya incondicionalmente la Iglesia de la Cienciología. A finales de los setenta, Alley recurrió a la cocaína para frenar su tendencia al sobrepeso. Cuando la situación se hizo insostenible, acudió a Narcocon, una clínica de desintoxicación vinculada a la Cienciología. Desde entonces, ha apoyado a dicha Iglesia, a la que ha entregado varios millones de dólares.

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