Internacional

La oposición de Cameron al pacto de la UE, ¿el fin de Reino Unido como miembro de los 27?

Banderas de Reino Unido y la Unión Europea ondeando en la Casa de Europa en Londres.
EFE

Reino Unido se ha convertido en el protagonista indiscutible del Consejo Europeo que se celebra estos días en Bruselas. La oposición del primer ministro británico, David Cameron, a sumarse a la reforma de los tratados de la Unión Europea, ya que Alemania y Francia no aceptaron la creación un protocolo que les exonerase de algunas normas sobre la regulación de su sistema financiero, ha provocado una fractura considerable entre los 27, y que puede suponer la ruptura de Reino Unido con sus socios europeos a largo plazo.

La postura de Cameron, antieuropeísta declarado, y que fue avisando en los días previos al Consejo que se opondría a cualquier propuesta que no fuese favorable a los intereses de Reino Unido, era algo con lo que contaban el resto de países de la UE, especialmente los encargados de lidiar con él a la hora de convencerle para que se sumase al pacto: la canciller alemana, Angela Merkel (que dijo que los británicos "nunca estuvieron dentro del euro y ésto ya lo sabíamos por adelantado"), y el presidente de la República francesa, Nicolas Sarkozy.

Tanto Sarkozy como Merkel buscaron hasta el último segundo la forma de convencer al premier británico, que fue inflexible a la hora de exigir medidas que eximiesen a sus finanzas de los acuerdos. Los líderes de Francia y Alemania justificaron su decisión de no ceder ante Cameron porque lo que pedía era “inaceptable”, en palabras de Sarkozy.

Cameron, que se mostró “feliz” de no formar parte del euro este jueves (lo que despertó la indignación de líderes de otros países, como el propio Sarkozy), ha optado por la confrontación con sus socios europeos, lo que podría poner en marcha una nueva era en la UE, en la que Reino Unido se podría quedar fuera de las grandes decisiones por su oposición a este tratado.

La cuestión principal a dilucidar es quién pierde más con este desencuentro, si los 26 países que se han sumado al acuerdo, o Reino Unido. Bien es cierto que la UE ha logrado sumar a más países a última hora al pacto (Hungría, que se negó desde un primer momento a suscribir las nuevas medidas, pero que finalmente ha accedido a ello, y Suecia y República Checa, que pidieron consultar a sus Parlamentos antes de tomar una decisión), por lo que la fractura se ha reducido, pero de estos acuerdos económicos se ha quedado fuera el país que dispone de la City de Londres, el principal centro financiero de Europa.

Un referéndum para decidir el futuro de Reino Unido en la UE

A pesar de su oposición al pacto, el líder británico insistió en que las decisiones de la UE siguiesen dependiendo de sus 27 miembros, y no de los que hayan suscrito este último acuerdo. Esta petición podría responder a una exigencia de los liberales, que apoyaron a Cameron para que llegase a primer ministro, y que es el partido más europeísta de Reino Unido.

El líder conservador tendrá ahora que convencer a sus socios de Gobierno de que su decisión solo busca lo mejor para Reino Unido, por su temor a que estos acuerdos acaben perjudicando a su sistema financiero. Algo de lo que tendrá que convencer también a la oposición, ya que los laboristas han criticado a Cameron por “aislar a Reino Unido”, según su líder, Ed Miliband.

Las consecuencias internas de la oposición a este pacto no acaban aquí, ya que están surgiendo dudas sobre si tiene sentido que Reino Unido siga formando parte de los 27. Desde las islas, algunos analistas apuntan a la posible celebración de un referéndum para que los británicos decidiesen si quieren seguir formando parte de la UE o no.

Patrick Wintour, de The Guardian, apunta a que los antieuropeístas de Reino Unido, tras la postura de Cameron "exigirán más" al primer ministro, y vaticina que dentro de unos años estos podrían exigir la celebración de la consulta, ya que para ellos "no tendría sentido estar tres cuartas partes fuera de la UE". Además, asegura Wintour que si los antieuropeístas británicos tenían dudas sobre si Cameron era uno de los suyos o no, "ya tienen su respuesta".

A esta idea se suma Walter Oppenheimer, del diario El País, que afirma que el "aislamiento" de Cameron puede tener más consecuencias de las previstas inicialmente. Dice el analista que Reino Unido "encamina el debate hacia el terreno puro y duro de la pertenencia a la UE", y se pregunta si la City de Londres puede "seguir siendo la plaza financiera de Europa si el país está fuera de la UE", en lugar de optar por algunos acuerdos puntuales entre las islas y los socios europeos.

De producirse esta consulta, los antieuropeístas británicos podrían ver satisfechas sus aspiraciones históricas de abandonar el barco de Europa, limitando las relaciones a varios vínculos económicos y comerciales.

A la vez, podría producirse lo contrario: que la UE, por iniciativa del eje franco-alemán, pusiese en marcha los mecanismos necesarios para aislar aún más a Reino Unido, para así evitar su oposición a las propuestas que planteen y que no sean del agrado de David Cameron.

De esta forma, dado el poder casi absoluto de Merkel y Sarkozy en las decisiones de Europa, el consenso entre los Estados miembros se alcanzaría con mayor facilidad, ya que es poco probable que otros países opten por oponerse a las propuestas alemanas y francesas.

Pero, ¿se puede permitir la UE marginar a Reino Unido? ¿O Reino Unido aislarse de la UE? Quizá sean los mercados los que ofrezcan la respuesta a estas cuestiones.

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