Cultura

Franz Ferdinand recupera el rock como espectáculo de baile

Miles de fans abarrotaron el Escenario Verde (D. Castelló / EFE)
Domenech Castelló / EFE

El grupo escocés Franz Ferdinand revalidó anoche su título de recuperador del rock como espectáculo de baile, un honor del que comenzó a disfrutar hace dos años en este mismo escenario, el Festival Internacional de Benicássim (FIB), cuando presentaron su primer disco.

Esta madrugada, el cuarteto liderado por Alex Kapranos demostró a los más de 35.000 entregados "fibers" que jalearon sus temas -algunos son ya himnos generacionales para el siglo XXI, como "Take me out"- que han aprendido durante este periodo a ser estrellas de su peculiar batidora de sonidos, donde cabe desde el pop hasta el punk, pasando por el rockabilly y el ska.

En una época en la que los arreglos difuminan los acordes originales de una canción, hasta convertir la composición en un tema irreconocible para el propio autor, este cuarteto certificó que la música parte de un esquema simple, basado en una voz atractiva, dos guitarras y una base rítmica apoyada por el sonido de un bajo.

Hace dos años, cuando su primer trabajo continuaba escondido en las Islas Británicas, sorprendieron con la actuación más potente del FIB y presentaron su credencial para convertirse en un grupo de origen y concepción independiente, pero capaz de movilizar a masas y hacerlas vibrar.

Anoche, la banda comenzó su recital ante la abarrotada explanada del Escenario Verde, donde más de 35.000 personas les aguardaban con expectación desde una hora antes, con la seguridad de quien sabe que lo difícil ya está hecho, y que ahora toca asegurar lo conseguido: su segundo concierto en el FIB ha sido un éxito, en lo musical y en lo social.

Con temas como "Do you want to", "Matinee", "Walk away", "Fallen", "Michael", "This fire" y, sobre todo, "Take me out", el cuarteto escocés convirtió el festival en una inmensa pista de baile donde su particular estilo sonoro convivía con una cuidada estética para las generaciones "alternativas" del siglo XXI.

Morrissey, espectacular

Morrissey, tres horas antes, les había dejado el listón sociomusical muy alto.

Franz Ferdinand, ya de madrugada, levantaron sonrisas, hicieron botar a miles de entregados "fibers", vieron cómo volaba una gran vaca inflable junto a balones y globos, y se retiraron satisfechos tras una hora de auténtica fiesta, como aquellas que hace veinte y treinta años diseñaron Talking Heads, Orange Juice, Madness, The Clash y The Smiths.

Aparte de este concierto, en la segunda jornada grande del FIB se pudo escuchar a artistas como Jay-Jay Johanson, Rufus Wainwright, Soulwax, Nada Surf, Nadadora, Lou Barlow, Santi Campos y los amigos imaginarios, Mojave 3 y The Kooks.

Este último grupo fue, posiblemente, lo que Franz Ferdinand en el FIB de 2004: la sorpresa.

Cuatro chicos ingleses, muy jóvenes pero con una seguridad en directo que fue congregando a más público conforme sus canciones iban taladrando cada recoveco del Escenario Verde. Su disco homónimo ha sonado perfecto, y ellos han estado impecables.

Otro de los conciertos más comentados de la noche tuvo lugar en el Fiberfib.com, con el "crooner" electrónico sueco Jay-Jay Johanson en su vertiente más discotequera, pero con buen gusto y recordando las mejores épocas de un artista original, en su mezcla de cajas de ritmos, sintetizadores y sonidos de jazz.

Soulwax, el dúo belga experto en realizar mezclas imposibles de artistas aparentemente antagónicos, llenó la carpa electrónica del mejor sonido "house" para comenzar una fiesta sin fin que durará hasta el amanecer.

Que la música no pare

El recinto de conciertos, abarrotado y con cientos de "fibers" durmiendo en medio de las calles interiores y jardines pese al retumbe de la música de baile, presenta también esta madrugada un curioso aspecto: en sus alrededores, fuera del perímetro de seguridad, cientos de jóvenes de la comarca se agolpan para celebrar su particular fiesta gratuita a costa de los millones de vatios que escupen los escenarios hacia la N-340 y hasta el propio pueblo.

Es la fiesta "alternativa" de uno de los festivales de música "independiente" más importante de Europa. El caso es que la música no pare, pague quien pague.

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