Una agricultor perseguido por los anarquistas que se ve obligado a esconderse en un bosque habitado por seres extraños es el argumento de El Bosc, la película basada en un cuento de Albert Sánchez Piñol que está rodando estos días el realizador Óscar Aibar.

Una masía abandonada del Alt Penedés (Barcelona), donde no llega la luz eléctrica y el tiempo parece haberse detenido, es el lugar que ha elegido el director para situar esta historia ambientada en plena Guerra Civil.

"En el fondo, se trata de una historia de amor", dijo esta semana el escritor Albert Sánchez Piñol, autor de la popular novela La pell freda (La piel fría).

El escritor es coguionista, junto a Aibar, de la adaptación de El Bosc, basada en un cuento de Piñol publicado en la recopilación Les edats d'or (Las edades de oro).

El director de Atolladero y El Gran Vázquez ha elegido este cuento de Sánchez Piñol porque, según dijo, reúne todos los elementos que le gustan de sus novelas, es decir, "los monstruos como representación del miedo a lo desconocido y la confrontación de la naturaleza caótica y fantástica con el ser humano civilizado y racional".

El Bosc narra la historia de una familia del Matarraña (Teruel) que esconde un secreto ancestral: cerca de la masía donde viven aparecen unas misteriosas luces que son visibles sólo dos veces al año. Según la tradición familiar las luces son la puerta a otro mundo y quienes entran en él no vuelven nunca.

Alex Brendemühl da vida al campesino perseguido que se adentra en el bosque y deja sola en la masía a su mujer, interpretada por Maria Molins.

Tom Sizemore, el secundario de lujo de películas como Salvar al soldado Ryan, Black Hawk derribado o Enemigo público, encarna al capitán de un grupo de brigadistas internacionales que llegan a la masía y piden cobijo.

"La guerra es una excusa para poner a los personajes al límite y sacar lo mejor y lo peor de cada uno de ellos", ha corroborado el realizador, que espera tener listo el filme para el próximo Festival de Cine Fantástico de Sitges (Barcelona).