Viajes

48 horas para conocer la señorial y moderna San Sebastián

El Palacio de Congresos y Auditorio Kursaal de San Sebastián.
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San Sebastián sigue conservando el espíritu de la belle époque que aún se respira en sus calles señoriales, pero no se conforma con ello y demuestra que también es una ciudad moderna capaz de reinventarse. Tenemos 48 horas por delante para descubrir el encanto de la perla del Cantábrico.

La excelente gastronomía vasca es inmejorable si va acompañada por la tradicional sidra natural, de hecho la temporada de la sidra, conocida como la época del Txotx, comienza ahora y dura hasta el próximo mes de junio, aunque el resto del año se puede degustar en botella.

Popularmente la sidra natural siempre se ha relacionado con un acto social festivo. En toda la geografía española y, en especial en Asturias, Guipúzcoa y Navarra, existen sidrerías donde se puede disfrutar junto con la sidra de otras delicias gastronómicas propias de cada región.

Primera mañana         

10.00 h - Subida al Monte Igueldo y al parque de atracciones

Comenzamos nuestra visita a lo grande, subiendo al Monte Igueldo desde la playa para descubrir las mejores vistas que se pueden tener de la ciudad. Para llegar hasta allí, qué mejor que hacerlo en su entrañable e histórico tren cremallera que encontraremos en la plaza del Funicular. Una vez arriba, podremos pasar un buen rato en su parque de atracciones. Fue creado a principios del siglo XX y aún conserva el encanto de la época. Es una visita ideal, en especial si vamos con niños.

Además, en el Monte Igueldo se alza un antiguo faro conocido ahora como el Torreón. No está en uso, pero cumple la función de mirador para ofrecernos esas vistas únicas de la Playa de La Concha y de todo San Sebastián.

12.30 h - El Peine del viento contra el mar

Volvemos a nivel del mar y nos despedimos de su funicular para contemplar la obra más emblemática de uno de los donostiarras más internacionales. 'El peine del viento' es uno de los símbolos del País Vasco y se encuentra en el paseo que lleva el nombre de su creador, Eduardo Chillida, situado al lado de la plaza donde nos deja el tren cremallera.

Los tres peines que conforman la obra se encuentran sobre las rocas de un acantilado. Ver cómo las olas rompen sobre ellos es un espectáculo digno de admirar. Además, debemos fijarnos que en el suelo hay siete agujeros por los que sale el aire empujado por las olas en una cueva subterránea. Dicen que el aire, al pasar por estos siete orificios, crea una melodía típica vasca, como si de un órgano se tratara.

Si nos ha sabido a poco, a escasos kilómetros de la ciudad, en Hernani, se encuentra el museo dedicado a Chillida (ahora cerrado al público), donde se expone su obra al aire libre.

Primera tarde

14.30 h - Comer a pie de playa y con vistas al mar

En el número 13 del paseo Eduardo Chillida, muy cerca de la obra que acabamos de ver, vamos a hacer nuestra primera parada culinaria en San Sebastián. Elegir un restaurante para comer en esta ciudad es muy difícil, ya que tal vez es uno de los lugares donde se come mejor de toda España. En cualquier caso, el restaurante Branka  (recomendado por Repsol) nos ofrece comida tradicional vasca en un ambiente moderno y minimalista. Además, muy importante, cuenta con vistas a la playa de Ondarreta. Sin duda, es una buena ocasión para probar sus pescados a la parrilla.

Otra buena opción para comer se encuentra también en el Paseo de Eduardo Chillida, y es que el mítico Real Club de Tenis Ondarreta cuenta con un restaurante con una completa carta que aprovecha lo mejor de la cocina vasca y de la internacional para crear sabores únicos, como el del risotto de almejas en salsa verde. Y para los amantes de la cerveza, el club de tenis cuenta con su propio pub inglés, que dispone de una amplia carta de cervezas.

16.30 h La playa y el paseo de La Concha

Después de comer como señores (y señoras), vamos a bajar la comida paseando por allí mismo, por una de las playas más conocidas del país, la Playa de La Concha. A estas horas ya la habremos visto, pero ahora vamos a conocerla. La Concha debe su nombre a la forma semicircular que caracteriza la bahía. Sobre ella, multitud de lugares interesantes se asientan mirando al mar. Uno de estos lugares es el Palacio de Miramar, mandado construir por la casa real como residencia veraniega de la familia, lo que catapultó la ciudad como destino turístico.

Un poco más adelante pasaremos por el Balneario La Perla, heredero natural del ambiente de la belle époque donostiarra, que aprovecha el agua del mar para nuestro bienestar. Esta es una opción de relax obligatoria para reponer fuerzas.

Si viajamos con niños, al final del paseo encontraremos el puerto y el Aquarium, donde podremos terminar la tarde buceando entre todo tipo de animales marinos.

19.00 h - De pinchos por la parte vieja

Ya va siendo hora de mezclarnos con los habitantes de San Sebastián, y qué mejor sitio para hacerlo que visitando sus bares de pinchos.

Al final de nuestro paseo por la Playa de La Concha, detrás del ayuntamiento de la ciudad comienza el casco antiguo, conocido como Parte Vieja. Solo hay que andar unos minutos por la calle Mayor hasta llegar a la calle del Puerto, y girar a la derecha para encontrarnos con la Plaza de la Constitución, epicentro de la Parte Vieja. Si nos fijamos en sus balcones, veremos que están numerados, ya que antiguamente se utilizó como plaza de toros. En la plaza y sus alrededores, encontramos numerosos bares de pinchos, como La Cepa, donde no podemos perdernos sus chipirones y su jamón de jabugo ya sea en plato o en bocadillo.

No podemos acabar esta ruta gastronómica sin probar el pincho de foie de La Cuchara de San Telmo o las cigalitas del Gambara. Si todavía nos parece pronto para picar algo, también podremos pasar un rato curioseando en las tiendas que pueblan la zona, como por ejemplo Prudey, a la que llegamos atravesando la calle Barrica desde la Plaza de la Constitución. Esta tienda de ropa está formada por un colectivo de jóvenes diseñadores locales que se han hecho un hueco en la moda de la ciudad.

Otro lugar muy interesante es la peluquería Noventa Grados, en la calle Mayor. Aquí, además de cortarnos el pelo según la última tendencia, venden complementos, gadgets y ropa.

21.00 h - Una cena sofisticada

Si todavía nos hemos quedado con hambre después de descubrir los pinchos, una cena en el Kokotxa (galardonado con un sol de Repsol) es un buen final para este día. Saliendo de la Plaza de la Constitución y a través de la calle del Puerto, llegamos al restaurante, que nos espera en la calle Campanario. Allí nos tratarán como reyes y nos dejaremos llevar por su plato estrella: las cocochas de merluza. Y para los que tengan ganas de carne, el taco de buey albarado con oliva negra es otro clásico del restaurante.

Habremos cambiado de registro y, tras el tapeo, habremos pasado a probar algunos de los mejores platos tradicionales de la ciudad preparados de forma artesanal. Este es el secreto gastronómico de la ciudad.

Si viajamos en grupo y queremos un entorno menos íntimo, el restaurante A Fuego Negro  (recomendado por Repsol) es una opción más que original para una velada entre amigos. Con la creatividad por bandera, sus cocineros crean unos pinchos que saciarán nuestra hambre e imaginación. Lo encontraremos en el número 31 de la calle 31 de Agosto, a la altura de la calle Mayor.

Y como guinda para terminar la noche, un cóctel y unas risas en el Dicken's, una coctelería a la que ya no le caben los premios y que hace unos Gin tonics de impresión. Lo encontraremos en el número 27 de la Alameda del Boulevard.

Otra opción muy típica en esta ciudad es ir a probar suerte en el Casino Kursaal  de San Sebastián, al comienzo de la calle Mayor. Está considerado como uno de los mejores de España. Si hay suerte, ¡la noche nos pasará volando! De cualquier forma, mañana lo veremos de día en todo su esplendor.

Segunda mañana

10.00 h - El Ensanche de Cortázar

Retomemos nuestra ruta por la ciudad donde lo dejamos anoche, en la Alameda del Boulevard, pero ahora lo haremos a la luz del día, ya que no tiene nada que ver. Si seguimos por esta calle en dirección a la Playa de La Concha, nos encontraremos con el ayuntamiento de la ciudad. Se trata de un edificio que era el antiguo casino. Actualmente, en su salón de baile encontramos ahora el salón de plenos del consistorio. Es un elegante edificio que mira al mar, con el incesante ambiente de la Parte Vieja a sus espaldas y con la tranquilidad de los jardines de Alderdi Ederenfrente.

Atravesando estos jardines, llegamos a la parte de la ciudad conocida como el Ensanche de Cortázar, que une la calle Hernán con la Avenida de la Libertad y la calle Loyola, hasta encontrarnos con el Nuevo Mercado de San Martín, al que llegaremos tras veinte minutos de paseo. Emplazado en un moderno edificio, el mercado alberga multitud de comercios en su calle peatonal cubierta. Es un buen sitio para pasar lo que queda de mañana haciendo compras, donde encontraremos de todo para todos.

Si el mercado nos parece poco, las calles cercanas de Loyola y San Marcial también presentan una gran oferta comercial para los adictos a las compras. Aquí encontraremos desde alimentación ecológica de la tierra en la tienda Holi (en el número 14 de la calle Easo), hasta la ropa más elegante de la firma vasca Auzmendi, en el número 30 de la Avenida de la Libertad.

Segunda Tarde

14.30 h - Lo mejor de la comida vasca

Como ir de compras es casi un deporte, también cansa. Así que vamos a darnos un merecido descanso ante una buena mesa. Salimos del Mercado de San Martín por la calle Urbieta, y en la manzana de enfrente, en la parte de la calle San Marcial, encontramos el Gran Bar La Espiga, en el número 48.

Allí encontramos una acogedora decoración en madera y piedra con grandes pinturas murales. Este es un buen escenario para degustar sus anchoas, presentadas de tres formas distintas. Además de una buena carta, también podremos saborear algún pincho como el de crujiente de langosta, ¡para chuparse los dedos!

Si preferimos un ambiente más clásico, el Iturrioz ofrece pinchos con los que han ganado más de un premio. Es un local con solera que lleva muchos años alegrando a los donostiarras. Lo encontraremos en la plaza de la Catedral, a solo dos manzanas siguiendo la calle Urbieta desde el Mercado de San Martín.

16.30 h - San Sebastián monumental

Después de callar el hambre, vamos a aprovechar la última tarde que nos queda en San Sebastián paseando y descubriendo sus principales monumentos. En la misma plaza donde hemos comido en el Iturrioz se encuentra la Catedral del Buen Pastor, que se alza sobre el resto de la ciudad con su estilo neogótico. Parece más bien una catedral del centro de Europa, con sus ventanas apuntadas y unos rosetones a los que bien vale la pena dedicarles un momento. En el Plaza Café (Plaza Artzai Onaren, 14) podremos tomarnos un descanso con vistas a esta espectacular catedral.

Continuamos nuestro paseo saliendo de la plaza por la calle Urdaneta, en la que se encuentra el edificio de Correos y el centro cultural Koldo Mitxelena Kulturunea. Llegaremos hasta la plaza Bilbao y, al cruzarla, nos encontraremos con el puente de María Cristina sobre el río Urumea. Este puente se construyó hace más de cien años para conectar la Estación del Norte con el centro de la ciudad. No nos olvidemos de fijarnos en los cuatro obeliscos situados a los lados, copiados del puente de Alejandro III de París. Además, la arquitectura cercana al puente da a la zona un ambiente muy parisino.

Siguiendo el curso del río hacia el mar y paseando durante una media hora, llegamos a la plaza Oquendo, donde nos encontramos con el teatro Victoria Eugenia. Tras años de obras, acaba de ser restaurado por lo que lo veremos en su máximo esplendor. Por dentro, derrocha lujo y está decorado con un mármol blanco impecable. En su interior, podremos visitar la Sala China, con pinturas de Pierre Ribera. La sala se denomina así por la temática oriental de sus pinturas, en las que se retratan aves exóticas, farolillos y figuras femeninas.

Si tenemos suerte de planear con tiempo este viaje, podremos ver allí algún concierto o alguna obra de teatro en su auditorio, del que dicen que tiene una acústica perfecta.

19.00 h - El Kursaal, símbolo de la nueva San Sebastián

Siguiendo el cauce del Urumea unos metros, antes de que desemboque en el mar, cruzamos el puente de la Zurriola para llegar al Kursaal un palacio de congresos que ya todos conocemos. En su interior, se celebra el mejor festival de cine del país y el festival de publicidad más importante de Iberoamérica, entre otras muchas cosas.

Los dos cubos de cristal, proyectados por el arquitecto Rafael Moneo, son todavía más impresionantes vistos iluminados cuando anochece, por eso lo hemos dejado para el final de la tarde. Una vez dentro, podemos visitar la Sala Kubo, dedicada a exposiciones, y si queremos poner un broche de oro a esta visita a San Sebastián, también podemos cenar en el restaurante Ni Neu (recomendado por Guía Repsol) que el aclamado chef Martín Berasategui regenta en su interior. ¿Por qué no nos damos un capricho?

Seas como seas, hay un plan para ti

  • Para los sofisticados
    Por supuesto, no nos podemos ir de San Sebastián sin comer o cenar en el restaurante Arzak  (galardonado con tres soles de Repsol), uno de los mejores del país y del mundo cuyo chef abanderó la cocina vasca de autor; evolución y vanguardia.
  • Para familias
    Una buena ocasión para que los niños aprendan mientras se lo pasan bien es la visita al Kutxa Espacio de la Ciencia, que pretende acercar el conocimiento a todos de una manera atractiva y a través de experimentos. Un lugar donde está prohibido no tocar.
  • Para disfrutar del relax
    En el Hotel María Cristina, donde se alojan las estrellas del festival de cine de San Sebastián, se encuentra el Hydra Wellness Centre & Spa, que nos ofrece la oportunidad de combinar el ejercicio físico con la relajación.
  • Para los más aventureros
    El mar Cantábrico tiene la fuerza suficiente como para atraer a los  surfistashasta la playa de Zurriola, donde se encuentra el Kursaal, y donde podremos acercarnos con nuestra tabla para coger unas cuantas olas.
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