Internacional

Las mujeres egipcias vuelven a la calle ante una revolución perdida y una Constitución que las ignora

Una nujer cubierta con Burka sujeta un cartel en el que se pueden leer "Sí a la legitimidad" durante una manifestación convocada en el distrito de Nasr, El Cairo (Egipto).
EFE/ Khaled Elfiqi

Fue una de las imágenes más impactantes de 2011. Mujeres de todas las edades hicieron suya la revolución y protestaron durante semanas en la plaza Tahrir de El Cairo, en Egipto, demandando una sociedad mejor y, sobre todo, una nueva era democrática sin el dictador Hosni Mubarak. Hoy, casi dos años después, la Transición, liderada por islamistas y, en un segundo plano, por militares partidarios del antiguo régimen, discurre sin tenerlas en cuenta.

Hay una evidente decepción dentro y fuera del país. No solo porque en este tiempo parece no haberse avanzado demasiado en cuanto a derechos de la mujer, sino porque la nueva Constitución, que se votará en un referéndum los días 15 y 22 de diciembre, ha resultado ser una "oportunidad perdida".

¿Para qué? Para incluir "de forma definitiva" la no discriminación o hacer referencia a la violencia contra las mujeres, explica a 20minutos.es Eva Suárez Llanos, directora adjunta de Amnistía Internacional España. El borrador de la Carta las menciona solo de forma residual y siempre "en relación con sus obligaciones familiares y en el hogar". No solo eso: "No incluye la supremacía del derecho internacional" por encima de las leyes nacionales y eso puede hacer tambalear el compromiso de Egipto con ciertos tratados de derechos humanos "de los que es estado parte", añade.

Entre las modificaciones que sí se recogen en el texto se encuentra la eliminación del polémico artículo 68, que garantizaba la igualdad entre hombres y mujeres, pero siempre que no entrara en conflicto con la Sharía o ley islámica. Sin embargo, la mayoría islamista de la Asamblea Constituyente, encargada de redactar la nueva Constitución, se ha curado en salud decretando que los principios de la Sharía incluyen —son— "evidencias generales y fundamentos, reglas y jurisprudencia".

Para la organización Human Rights Watch, el Estado debería "limitarse a garantizar la igualdad y la no discriminación, sin interferir con las decisiones de la mujer sobre su vida, su familia y profesión". Pero esto es imposible cuando la Carta, es decir, la norma de mayor rango, no dice nada del resto de leyes que imperan en el país, que condicionan la existencia de la población femenina y que, si nada lo remedia, seguirán funcionando igual.

Algunos ejemplos: las mujeres egipcias "solo pueden heredar la mitad de lo que heredan los hombres respecto a una persona con la que le unen los mismos lazos de parentesco", explica Suárez; además, mientras una mujer puede ser repudiada por un marido que quiere divorciarse, ella tiene que ir a los tribunales para lo mismo. De hecho, y ese es un principio del que después deriva buena parte del contexto social femenino en Egipto, "la ley dice que las mujeres deben obediencia a sus maridos". Todo esto seguirá siendo constitucional.

Radiografía de la mujer egipcia

Para entender qué añaden estas normas a la vida diaria de una mujer en Egipto, debemos ir a los datos. En Egipto hay una población estimada de 82,5 millones de personas y casi la mitad son mujeres. Según datos de Naciones Unidas, su esperanza de vida al nacer es de unos 73 años y tienen 2,7 hijos de media.

Se casan a los 23 años y su tasa de alfabetización es de un 84,3% entre los 15 y los 24 años y del 63,5% desde los 15 años en adelante. El 42,7% de los estudiantes con estudios superiores son mujeres (2005-2010), aunque su tasa de participación en la fuerza laboral es del 24% (en 2010); no pueden trabajar en todos los sectores y cobran menos que los hombres. Llegan a ocupar un 11% de puestos legisladores, de alto funcionariado o directivos (2007).

La primera vez que una mujer pudo votar en Egipto fue en 1956, al año siguiente una mujer fue elegida por primera vez para ocupar un escaño en el parlamento. Actualmente, solo el 2% de los escaños de la Cámara Baja son ocupados por mujeres, porcentaje que, paradójicamente, fue más alto en la última época de Mubarak, ya que estableció cuotas que hoy han desaparecido.

Violencia física y sexual

La radiografía sobre los derechos humanos es más desalentadora: a pesar de que en 2008 se prohibió, el 72% de las niñas y mujeres egipcias entre los 15 y los 30 años es víctima de la mutilación genital femenina, según la ONG Plan. Según ONU Mujeres, más del 50% de las mujeres "no tiene ni voz ni voto en las decisiones del hogar" y no existen leyes específicas que las protejan del acoso sexual o la violación conyugal. Un 33% ha declarado haber sufrido "alguna vez" violencia física —y un 7% violencia sexual— entre 2000 y 2010.

La periodista Olga Rodríguez, experta en Egipto, explicó a 20minutos.es justo después de que el presidente Mohamed Morsi aprobara el decreto que le atribuía poderes por encima de los jueces —que después fue derogado— que se estaban volviendo a repetir episodios de acoso sexual a mujeres en las vías públicas. Se producen muchas veces durante festividades o protestas y las fuerzas del orden también se han visto involucradas con las polémicas pruebas de virginidad.

Para algunos, estos asaltos se han convertido en una "pandemia". Mervat Tallawy, presidenta del Consejo Nacional para las Mujeres (NCW), aseguró el mes pasado que las mujeres egipcias son acosadas de media siete veces cada 200 metros. Por su parte, Dalia Abdel Hameed, responsable de género y derechos de la mujer en la Iniciativa Egipcia para los Derechos Personales (EIPR), asegura que la forma más fácil de castigar a las mujeres en Egipto "es a través de la sexualidad" en "una cultura que culpa a la víctima", explica en declaraciones a Al Monitor.

Su organización ha denunciado recientemente las intenciones de los partidarios del presidente Morsi y de los Hermanos Musulmanes de apartar a las mujeres del todo de la esfera pública a través de estas intimidaciones; "las mujeres comienzan a creer que no debería ir a la plaza", añade, refiriéndose a Tahrir, símbolo de la revolución y escenario de muchos abusos a manifestantes que, para varios analistas, están muy planificados.

No solo las mujeres egipcias son atacadas, también ha habido, entre otras, periodistas extranjeras que han sufrido agresiones y violaciones, como la sudafricana Lara Logan o la británica Natasha Smith. No obstante, respecto a la época de Mubarak y al posterior y turbio Gobierno del Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas, Suárez no se atreve a decir de forma categórica que haya habido "un retroceso" en este sentido.

Activas y muy organizadas

Las expectativas de mejora, por tanto, están lejos de cumplirse en una sociedad patriarcal y,  sobre todo, "en un momento de polarización", explica Suárez. La situación es complicada en estos momentos para toda la población, es difícil acceder a una vivienda o a un trabajo digno, una situación que se extiende a otros lugares del mundo, que "nos suena".

Por si fuera poco, desde Occidente, y siendo que en países como España ha habido leyes discriminatorias hasta hace poco —durante la dictadura las mujeres necesitaban el permiso de sus maridos para hacer varias cosas—, todavía nos quedamos con el estereotipo árabe y su cultura. Aunque gestos como el que permitió en septiembre a una presentadora de telediario aparecer con velo por primera vez en la televisión estatal egipcia ayuden a la confusión.

Nada de lo explicado, sin embargo, debe dar a entender que las mujeres no se mueven, que están encerradas en sus casas o que no luchan por sus derechos. La mujeres están "muy organizadas" en los países árabes, explica Suárez, citando a Arabia Saudí y a aquellas que desafían la ley para conducir solas en público o a las activistas en Irán: una de ellas se ha llevado este año el Premio Sájarov del Parlamento Europeo.

"Hemos visto a las mujeres en primera línea en todas las protestas desde enero de 2011", recuerda Suárez. Ellas querían un cambio y por eso un 46% votó en las pasadas elecciones egipcias, un 6% más que en los comicios anteriores. Ahora, miles vuelven a salir a la calle para clamar contra una Constitución que, de nuevo, no las protege y que, según la asociación feminista Baheya Ya Masr, es una perfecta "bomba de relojería".

Redactora '20minutos'

Licenciada en Periodismo por la UCM de Madrid (1996-2001). Máster en Dirección de la Empresa Audiovisual por la UC3M de Madrid (MeDEA, 2002-2003). Entré en 20minutos en 2007: antes estuve en COPE, EFE, Antena 3 y Diariocrítico.com. Trabajo en digital y en formato papel, con pleno dominio de ambos soportes. He realizado coberturas relevantes: Goya, 15-M, papeles de Wikileaks, juicios, Congreso de los Diputados, etc. Me gusta la información de tribunales y la de internacional, y mucho la de Cultura. Con el tiempo me he especializado en las entrevistas y tengo más de 200 en mi haber, sobre todo a músicos/grupos y escritores de todo tipo (Irene Vallejo, C. Tangana, Phil Collins, Antonio Muñoz Molina, Lola Dueñas, etc.). También he participado en especiales online y he hecho visualizaciones de datos. Tuve un blog de cine y otro de redes sociales. Ahora me dedico a editar a otros en Cierre.

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