El consumo moderado de cerveza sin alcohol: bueno en embarazo, lactancia y menopausia
- Aporta ácido fólico, vitaminas, fibra, silicio, vitamina D, calcio, cobre y manganeso.
- Recomiendan a las embarazadas y lactantes beber cerveza sin alcohol, porque reduce el estrés oxidativo tanto de la madre como del niño tras el parto.
- También ayuda a combatir o retrasar la aparición del alzhéimer o la osteoporosis.
La cerveza tiene muchas propiedades; que nuestro organismo se beneficie de ellas depende de un consumo moderado. Propiedades que alcanzan incluso a la mujer embarazada. Beber cerveza de manera moderada resulta beneficioso para el embarazo, la lactancia, la menopausia e, incluso, ayuda a combatir o a disminuir la "agresividad" de la osteoporosis y del alzhéimer.
Lo asegura el jefe de la sección de Ginecología del Hospital Universitario Puerta del Hierro de Madrid, Tirso Pérez, y coordinador del libro Mujer, Ginecología y Cerveza, editado por la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia (SEGO).
Se trata de una bebida fermentada y elaborada a partir de ingredientes naturales –agua, cebada y lúpulo–. La cerveza es una bebida natural y con bajo contenido en calorías, en alcohol y no contiene ni grasas ni azúcares.
Contiene diversos nutrientes como vitaminas del grupo B –especialmente ácido fónico–, y fibra y minerales como el silicio, potasio, magnesio y sodio. Por ello, según afirma el experto, aporta "más beneficios" al organismo que el vino, cuyo consumo se suele aconsejar para cuidar la salud cardiovascular: "Su consumo moderado es bueno para salud dentro de una dieta equilibrada".
Ahora bien, matiza Pérez, se trata de un consumo moderado, no abusivo y siempre teniendo en cuanta el peso de la persona. En términos generales, se recomienda a las mujeres beber diariamente entre una y dos cañas de cerveza, ya sea con alcohol o sin alcohol, y a los hombres entre dos y tres.
Para el embarazo y la lactancia
El ácido fólico es una vitamina esencial para el sistema nervioso, dado que ayuda a regenerar las células, los niveles de homocisteína –factor de riesgo en enfermedades cardiovasculares–, disminuye el riesgo de malformaciones en la médula espinal y previene gran parte de los defectos del tubo neural en el nacimiento.
Y la cerveza es una fuente importante de ácido fólico y su biodisponibilidad es muy elevada. Por este motivo, el experto ha recomendado a las mujeres embarazadas o en periodo de lactancia que consuman cerveza sin alcohol dado que reduce el estrés oxidativo tanto de la madre como del niño tras el parto, y la actividad antioxidante en la leche materna.
Este efecto antioxidante de la cerveza ayuda también en el periodo de la menopausia, al igual que las vitaminas, la fibra o los fitoestrógenos naturales que contiene y que consiguen ayudar a prevenir las patologías derivadas del descenso de estrógenos, propio de esta etapa.
Además, los polifenoles de la cerveza pueden también participar en la protección contra enfermedades cardiovasculares y en la reducción de los fenómenos oxidativos responsables del envejecimiento del organismo.
Osteoporosis y alzhéimer
La cerveza ayuda a combatir o retrasar la aparición de enfermedades tales como el alzhéimer o la osteoporosis. Respecto a la primera, contiene silicio, mineral que interacciona con el aluminio, causante de la aparición de la demencia y de otros desórdenes neurodegenerativos.
Frente a la osteoporosis contiene flavonas que tienen un efecto estrogénico "importante", inhiben la pérdida de masa ósea y estimulan la secreción de calcitonina que impide la resorción ósea y estimula su formación. Además, el silicio incrementa la densidad ósea y promueve la formación de colágeno; el magnesio ayuda en el metabolismo y en la absorción de calcio; y el zinc, cobre y manganeso estimulan la formación ósea y el desarrollo normal del hueso.