Internacional

Henrique Capriles, una segunda oportunidad para un discurso alejado de extremismos

El candidato opositor a la presidencia de Venezuela, Henrique Capriles, durante el acto de cierre de campaña en San Fernando.
Boris Vergara / Efe

El abogado Henrique Capriles, gobernador del céntrico estado de Mirando, vuelve a ser la cara electoral de la oposición venezolana que, con un discurso alejado de los extremismos, tratará de movilizar, por segunda vez en seis meses, el descontento de una parte de la población tras 14 años de chavismo.

Descendiente de judíos del gueto de Varsovia y biznieto de víctimas del campo de exterminio de Treblinka, el candidato opositor se ha declarado católico practicante y mantiene un discurso en el que trata de alejarse de los radicales tanto de la oposición como del oficialismo chavista, de quien reconoce la necesidad de mantener sus programas sociales.

Tras la muerte de Chávez, Capriles está dispuesto a "luchar" contra el presidente en funciones, Nicolás Maduro, a quien ha acusado de mentir y utilizar el dolor de los venezolanos tras la pérdida de su mandatario para obtener ventaja política. "Nicolás en cien días está acabando con los 14 años del presidente de la República (Chávez) ¿Ustedes se imaginan seis años de esto? Ellos no están gobernando, están destruyendo Venezuela", acusó el candidato.

Capriles pertenece a la clase alta caraqueña. Aunque aseguró que ha diferencia del fallecido presidente no estaría hablando durante horas en la televisión, su familia paterna es dueña de medios de comunicación, además de empresas inmobiliarias, y por la parte materna poseen un importante complejo de salas de cine. Un poder empresarial del que ha intentado desvinculares para tratar de captar simpatías entre las clases más desposeídas. En el ámbito familiar, nunca se ha casado y no tiene hijos.

"Una nueva Venezuela"

Capriles, cerró este jueves su campaña para las elecciones del domingo con llamados a convencer a los indecisos y promesas de que el lunes habrá una nueva Venezuela.

"El lunes habrá una nueva Venezuela. El lunes todos a darnos el abrazo del futuro, de la esperanza", indicó Capriles, en el acto final de una campaña de diez días en la que ha tratado de convencer a los indecisos para conseguir su respaldo en las elecciones del próximo domingo, de las que saldrá un presidente hasta 2019.

Ante decenas de miles de seguidores congregados a lo largo de varias calles de la ciudad occidental de Barquisimeto, el aspirante de la Mesa de Unidad Democrática buscó tender puentes con el electorado chavista, al decir que fortalecerá aquello que el fallecido presidente Hugo Chávez "hizo bien".

"Salgamos a buscar a otros hermanos que a esta hora no están decididos, salgamos a buscar a otros hermanos que estaban con la causa del presidente (Chávez) pero que no le gusta ese candidato que le pusieron por allí", dijo en referencia a su rival.

"Esta ha sido una campaña completamente atípica, hemos tenido que vencer muchos obstáculos, una campaña donde hemos visto dos proyectos", dijo.

Capriles volvió a tomar como bandera la lucha contra la violencia que azota Venezuela, señalando que si hay "un compromiso con transformar el sistema penitenciario, con la educación, con la vida, Venezuela se levantará y tendrá vida".

"Hemos estado sometidos estos años a una terrible violencia. voten el domingo para derrotar la violencia", dijo tras afirmar que "el Gobierno no ha hecho nada para acabar con la violencia", uno de los principales problemas en un país donde el año pasado fueron asesinadas 16.000 personas.

Con críticas a Maduro, pidió a sus seguidores "paciencia" y no hacer caso a los rumores que en su opinión surgirán de aquí al domingo. Además, reiteró su disposición a aceptar el resultado de las urnas e instó a sus partidarios a quedarse hasta el final de la votación.

Récord de triunfos, aunque no pudo con Chávez

Es militante del partido Primero Justicia casi desde su fundación y aunque no fue capaz de vencer a Hugo Chávez, con apenas 40 años, se ha convertido en el candidato opositor que más veces ha ganado en las urnas, que le han llevado a ser elegido  dos veces gobernador de Miranda, que abarca parte de Caracas y es uno de los estados más importantes de Venezuela, frente a Diosdado Cabello, el actual presidente de la Asamblea Nacional y Elías Jaua, el delfín de Chávez.

Además, a su currículum político suma el haber sido dos veces alcalde del municipio de Baruta y, hace 14 años, el presidente más joven de la desaparecida Cámara de Diputados.

Sus detractores le acusan de "inacción" durante el ataque que sufrió la embajada de Cuba en Caracas por parte de radicales antichavistas durante el golpe de Estado que saco a Chávez del poder durante dos días en abril de 2002. En concreto, el entonces embajador cubano en el país, Germán Sánchez, afirmó que Capriles, que era alcalde de la zona, no intentó evitar las agresiones y los destrozos en la legación. Unas acusación que terminaron con su encarcelamiento 119 días, hasta que la justicia lo declaró inocente.

Durante la campaña, Capriles ha recorrido el país de punta a punta con un discurso en el que no escatimó en críticas al Gobierno por la inseguridad, la falta de productividad, los problemas de educación y la corrupción. Además, durante su gira ha prometido aumentar el salario mínimo, dar oportunidades a todos sin importar su color político y acabar con el regalo de los recursos petroleros del país.

Seis meses después de ser derrotado por Chávez por el menor margen con que el cayeron todos sus contrincantes desde 1999 (7,96 millones de votos -55,5 %- frente a 6,42 millones -44,39 %), Capriles vuelve a ponerse al frente de las esperanzas opositoras para poner fin a 14 años de chavismo.

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