Descubren en Teruel un género de nutria de hace 9 millones de años que no buceaba

  • "Su origen es desconocido", asegura Manuel Salesa, especialista en carnívoros y director de la investigación.
  • El ejemplar ha sido bautizado como 'Teruelictis riparius'.
Una nutria se come una trucha.
Una nutria se come una trucha.
(ARCHIVO)
Una nutria se come una trucha.

Un equipo de paleontólogos ha descubierto en un yacimiento en Alfambra (Teruel), los restos de un nuevo género y especie de animal carnívoro que vivió hace nueve millones de años, una nutria terrestre que no era capaz de bucear.

"La excepcionalidad no es solo que no sea acuático sino que su origen es desconocido, porque hasta ese momento todas las nutrias eran acuáticas" al igual que en la actualidad, tal y como ha destacado en la presentación de los restos el especialista en carnívoros y director de la investigación, Manuel Salesa.

Y es que, según ha afirmado, hace 14 millones de años  ya existían nutrias con vida acuática y dentición parecida a la que presentan las actuales.

El equipo de investigadores de la Fundación Conjunto-Paleontológico de Teruel-Dinópolis y del Museo Nacional de Ciencias Naturales-CSIC, consiguió recuperar el cráneo, la mandíbula y varios huesos de las patas, hallados en las excavaciones de 2010 y 2011 en el yacimiento La Roma 2 de la localidad turolense de Alfambra.

El yacimiento de La Roma, situado geológicamente en la semifosa de Alfambra y descubierto en 1980, ha permitido recuperar numerosos restos de micromamíferos, pero también de tres especies distintas de rinocerótidos.

"La dentición corresponde a la nutria pero las extremidades eran menos robustas, más parecidas a las de la marta", ha añadido el investigador, lo que hace pensar a los investigadores que este animal viviría cerca de la orilla, alimentándose de crustáceos o insectos.

El animal mediría unos 80 centímetros  de largo y pesaría entre 3 y 4 kilos, y ha sido bautizado como Teruelictis riparius. Los investigadores saben también que el ejemplar es un macho porque han hallado el báculo, el hueso que poseen en el pene muchos grupos de mamíferos.

Este yacimiento lleva décadas arrojando luz sobre quienes vivieron antes que nosotros en este planeta, tal y como ha resaltado el director de la Fundación Conjunto Paleontológico Teruel-Dinópolis, Luis Alcalá.

Así, los paleontólogos hallaron en estemismo lugar un nuevo équido, Hipparion Laromae, y miles de coprolitos (excrementos fósiles) de hienas que contenían restos de polen con los que se ha podido inferir la vegetación que existía en la zona.

El hallazgo se ha publicado en la revista inglesa Zoological Journal of the Linnean Society, firmado por Manuel Salesa, Mauricio Antón, Gema Siliceo, María Dolores Pesquero, Jorge Morales y Luis Alcalá.

Los restos se mostrarán en la vitrina del centro en la que se exponen de manera temporal los últimos hallazgos aragoneses.

En este caso está previsto que estén en torno a un mes y medio hasta que sean sustituidos por otros hallazgos, tal y como ha adelantado el director general de Patrimonio, Javier Callizo.

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