Salud

La importancia de alimentar bien al bebé en sus mil primeros días

Una madre da el pecho a su hijo.
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Los primeros dos años de vida y los cuidados durante el embarazo son vitales para garantizar una buena salud a largo plazo. Desde los primeros momentos de la vida intrauterina la alimentación juega un papel fundamental en la futura calidad de vida del bebé a través del estado nutricional de la madre.

Según la doctora Enriqueta Román, jefa del Servicio de Pediatría del Hospital Universitario Puerta de Hierro de Madrid, esta modulación nutricional ejerce un efecto de programación morfológica que se mantiene a lo largo de la vida y que regula la salud y la mortalidad por patologías en la edad adulta.

Nacemos con los “genes programados” pero el exceso o la escasez de vitaminas, proteínas o calorías pueden provocar modificaciones en la programación metabólica, apunta la especialista.

Según un informe difundido por Nestlé, la desnutrición en el útero (bajo peso al nacer) y durante la infancia es un factor alarmante que puede alterar de forma permanente la estructura, la fisiología y el metabolismo corporal del niño que podrían causar un aumento del riesgo de enfermedad cardiovascular debido a:

  • Hipertensión arterial
  • Resistencia a la insulina/diabetes tipo 2
  • Dislipidemia
  • Obesidad central
  • Estado protrombótico
  • Estado proinflamatorio

Nutrición de madre a hijo

La alimentación de la madre lactante “puede influir en el crecimiento de su bebé provocando enfermedades respitatorias, cardiovasculares, gastrointestinales u obesidad”. La doctora Román recomienda seguir una dieta “equilibrada y diversificada con un aporte adecuado de calorías y proteínas y macronutrientes (hierro, cinc y ácido fólico)” siempre evitando los excesos.

Por ello, la nutrición materna es un factor decisivo para el ambiente uterino y para una óptima composición de la leche materna, que favorece una programación metabólica saludable y que “evitaría episodios críticos del desarrollo pre y postnatal, con efecto en edades posteriores”. Hace años “lo importante era que el bebe naciera con el peso y la estatura adecuada”, pero hoy en día se considera primordial” el buen funcionamiento del organismo”, añade.

La alimentación durante el primer año es crucial. El bebé puede llegar a triplicar su peso (de 3 a 9 kg), y su estatura puede alcanzar hasta los 80 cm. De modo que durante la lactancia, la madre debe aportar una ingesta adecuada de vitaminas. Desde los 6 meses, se debe añadir una alimentación complementaria, con nuevos alimentos (verduras, carne, pescado, legumbres…) de forma gradual y en papillas.

Finalmente, la alimentación sólida que llega a partir de la aparición de los primeros dientes. Esta etapa es crucial ya que en ella el niño va a adquirir hábitos alimenticios; el papel de los padres es fundamental.

Según la especialista, en los primeros mil días de vida la alimentación juega un papel primordial en el desarrollo del niño, y asegura que una nutrición adecuada “es clave no solo para el crecimiento, sino también para alcanzar un desarrollo intelectual e inmune óptimos”.

La doctora Román reconoce que “no hay estudios que establezcan la relación entre la alimentación materna y el coeficiente de inteligencia del niño” pero lo que es cierto es que las proteínas son necesarias para el desarrollo cerebral del feto “por lo que la madre debe aportar una dosis adecuada”.

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