Internacional

Vertiginosa escalada prorrusa en Crimea a una semana de la consulta que sólo reconoce Putin

Un manifestante prorruso con un corazón pintado en su cara y los colores de la bandera rusa protesta en Sebastopol, Crimea.
EFE

Crimea se prepara a marchas forzadas para el referéndum del próximo 16 de marzo sobre su adhesión a la vecina Rusia, que ha desplegado tropas en la mayoritariamente rusoparlante península para "defender a los rusos étnicos del radicalismo" de las nuevas autoridades ucranianas. En medio de la tensión política, en sus calles se viven violentos enfrentamientos entre manifestantes prorrusos y proucranianos.

Por su parte, la separatista república autónoma ucraniana anunció que negociará con Kiev a condición de que cambie el poder en Ucrania, a cuyas nuevas autoridades no reconoce. "Las autoridades actuales no son legítimas en absoluto. Mientras no se vayan, no habrá diálogo alguno, no sólo con las autoridades, sino con el país entero", dijo el presidente del Parlamento de la república autónoma, Vladimir Konstantinov, en una entrevista difundida por un canal de televisión crimeano.

Recordó que los que están a día de hoy en el poder "llegaron allí a través de armas de fuego, cuchillos y bates", en alusión a los violentos disturbios que se produjeron en Kiev y que se saldaron con un centenar de muertos. "Que den explicaciones al pueblo, que desarmen a las pandillas, que celebren unos comicios normales, justos y transparentes y entonces Crimea entablará un diálogo con las legítimas autoridades de Ucrania", dijo Konstantinov.

Garantías sociales si gana el 'Sí' a Rusia

En el caso de que en el referéndum gane el 'sí' a la unión con Rusia y ésta se haga efectiva, Konstantinov anunció garantías de Moscú en el ámbito social y presupuestario: "Las compensaciones y sueldos a los funcionarios públicos (...) se harán de acuerdo a los estándares rusos. Rusia nos lo ha garantizado. La verdad, es más de lo que esperábamos", dijo Konstantinov a los periodistas locales a su vuelta de Moscú, donde mantuvo reuniones con altos cargos rusos.

Además, Konstantinov indicó que el traspaso de la ahora república autónoma ucraniana a la jurisdicción rusa podría completarse antes de finales de este mes de marzo. "El traspaso de jurisdicción es un proceso complejo, pero creo que en el transcurso de un mes, marzo, y con un resultado positivo del referéndum, los crimeos empezarán a sentirse ciudadanos de otro país", apuntó el presidente del Legislativo regional.

Sólo Putin reconocerá el referéndum

Estados Unidos no reconocerá la anexión de la península ucraniana de Crimea a la Federación Rusa, independientemente de los resultados del referéndum, indicó este domingo el asesor de seguridad nacional de la Casa Blanca Tony Blinken. "Si hay un referéndum y se vota la salida de Ucrania y la entrada en Rusia no lo vamos a reconocer y tampoco lo hará la mayor parte de la comunidad internacional", indicó Blinken en entrevista con NBC News.

El asesor del presidente estadounidense Barack Obama advirtió que el coste de esa maniobra de anexión de Crimea "aumentaría ostensiblemente" y el gobierno de Moscú se arriesgaría a un mayor "aislamiento". Blinken consideró que la ocupación militar de Crimea por parte de tropas pro-rusas es una muestra de "debilidad" del presidente ruso, Vladimir Putin, que no ha aceptado la salida de su aliado, el depuesto presidente ucranio Viktor Yanukovich, del poder.

"(Ucrania) no tiene porque estar en la órbita de nadie, si Ucrania tiene éxito política y económicamente eso será bueno para Rusia y bueno para los ucranianos", explicó Blinken. Obama conversó este sábado con los mandatarios de Reino Unido, Francia, Italia y las tres repúblicas bálticas para coordinar esfuerzos que disuadan a Rusia de su postura de toma de control de Crimea.

El presidente estadounidense y sus aliados consideraron inconstitucional la convocatoria del referéndum unilateralmente y en contra de la oposición de Kiev.

Blinken también se refirió a la posibilidad de que Rusia no acceda a permitir algunas inspecciones nucleares, estipuladas por los acuerdos de no proliferación, en respuesta a las sanciones económicas que Washington planea imponer a Rusia. El asesor de la Casa Blanca opinó que esta medida sería "un acontecimiento muy grave".

La canciller alemana, Angela Merkel, también ha manifestado este domingo su disconformidad con la consulta del domingo próximo. En una nota oficial, Merkel lamenta la ausencia de progresos a la hora de formar un "grupo internacional de contacto para encontrar una solución política a la crisis". "(La canciller) Ha subrayado la urgencia con la que es necesario alcanzar un resultado sustancial en este asunto", apuntó el comunicado.

Crimea, anclada en la nostalgia soviética

Los rusos de la península de Crimea siempre se han sentido huérfanos lejos de la madre patria, extranjeros con pasaporte ucraniano, por lo que han permanecido fielmente anclados a la nostalgia de la perdida grandeza de la Unión Soviética.

"Nunca hemos dejado de ser rusos, aunque tengamos otro pasaporte. Rusia es nuestra patria. Putin nunca nos abandonará", comenta Vladimir, ingeniero retirado, durante una manifestación a favor de la reunificación con la Federación Rusa. Han pasado ya más de 20 años desde la caída de la URSS, pero estos rusos siguen leyendo los versos de Pushkin y las novelas de Dostoyevski, escuchando a Chaikovski y a Visotski, el más popular cantautor soviético, como si el tiempo se hubiera congelado.

Crimea, donde los rusos son mayoría, parece anclada en los años 60 del siglo XX, como si nadie quisiera aceptar que la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas ya no existe y su grandeza es cosa del pasado. La península tiene una población de cerca de dos millones de habitantes, de los cuáles el 60 por ciento es ruso, el 26 por ciento ucraniano y el 12 por ciento tártaro, favorables a mantener la región dentro de Ucrania.

Tienen motivos para regocijarse en la nostalgia: Crimea era en los años 60 del siglo pasado el orgullo de la nación, lugar de descanso de los dirigentes soviéticos, que no en vano eligieron el balneario de Yalta para acoger la histórica reunión entre Stalin, Roosvelt y Churchill en 1945. "Antes Crimea era un paraíso y desde que entramos en Ucrania todo ha sido cuesta abajo. Somos una península con un clima privilegiado, al que venían millones de turistas de todas partes, pero ahora estamos en la miseria", aseguró Vadim, conductor que es hijo de ruso y ucraniana.

Esto es especialmente evidente en Sebastopol, el puerto que acoge la Flota rusa del mar Negro, donde cada esquina, cada edificio rezuma orgullo por las heroicidades de la Gran Guerra Patria contra la Alemania nazi.

Lugares como la llama eterna al soldado desconocido o la explanada situada frente al grandioso monumento del "Soldado y el Marinero", el magnífico ejemplo de realismo socialista que preside la bahía, son de visita obligatoria en Sebastopol.

Las estatuas de Lenin son igualmente veneradas en Crimea, donde el fundador de la URSS preside la principal plaza de la capital (Simferópol) o está encaramado en una colina de la que es avistado desde cualquier rincón (Sebastopol).

Los crimeos han organizado grupos de defensa de los monumentos de Lenin y otros dirigentes comunistas, ya que en otras regiones de Ucrania los ultranacionalistas ya han derribado, volado o dañado varias estatuas. "América (EE UU) tiene la culpa de todo. Que se vayan a Siria, nosotros no queremos una guerra", asegura Galina, una profesora de secundaria.

Prefieren Rusia a la UE

Están convencidos de que en Rusia el nivel de vida es mucho más alto que en Ucrania, repiten que las pensiones superan los 300 dólares, que la educación y la sanidad está garantizada, mientras que la Unión Europea está en declive.

"Sabemos bien que toda Europa está en crisis. Mi hija estuvo en Barcelona y vio que todos los negocios están cerrados. El salario mensual es de mil euros. ¿Por qué debíamos apostar por la UE, cuando en Rusia se vive igual de bien?", repiten.

Temen la prohibición del ruso

Uno de los motivos que empujó a los crimeos a optar por el separatismo fue el temor a la prohibición de la lengua rusa, amenaza enarbolada por los grupos ultranacionalistas que protagonizaron los choques callejeros más violentos en Kiev.

La citada ley no restringe el uso del ruso, sino que confirma que la única lengua oficial es el ucraniano y que las regiones rusoparlantes deben hacer hincapié en el conocimiento de la cultura nacional, algo que irrita sobremanera a los rusos de Crimea. "Nada más tomar el poder los fascistas de Kiev amenazaron con cortar el cuello a rusos y judíos. Quieren imponernos su cultura", dice un antiguo miembro del Gobierno crimeo (1994-2010) que prefirió mantenerse en el anonimato.

A decir verdad, otros rusos que se quedaron tirados en las nuevas repúblicas independientes del Báltico o Asia Central tras la caída de la URSS lo pasaron peor, ya que se encontraron de la noche a la mañana en tierra de nadie, sin conocer el idioma local e incapaces de aclimatarse a las nuevas circunstancias políticas.

Personas que habían nacido en territorio ruso se encontraron encallados en lugares a los que ellos o sus padres habían sido enviados por el Estado soviético como militares, ingenieros o profesores.

Cuando existía la URSS, los rusos que vivían en esas repúblicas soviéticas eran unos privilegiados y, en muchos casos, ostentaban puestos de responsabilidad en la administración local. Cuando el sistema totalitario se derrumbó los rusos perdieron sus privilegios y los pueblos que habían sido subyugados durante décadas se tomaron la revancha y marginaron a los favoritos de Moscú.

El caso más sangrante es el de aquellos que permanecieron en Estonia y Letonia, donde cientos de miles de rusos carecen actualmente de ciudadanía y ni siquiera pueden ejercer el derecho al voto.

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