Viajes

Canadá, el país de la mejor nieve

Esquí de fondo en Esmerald Lake, en Canadá.
David Aguilar/EFE

La segunda nación más grande del mundo es uno de los escenarios naturales más bellos del planeta. Al norte de América, Canadá es un auténtico paraíso para el esquiador, con su promesa de profundas cantidades de nieve polvo de inmejorable calidad.

Es en el Oeste donde el esquí alcanza su máxima expresión. El sector canadiense de las Montañas Rocosas, el inmenso sistema de cordilleras que nace junto a Alaska y recorre casi cinco mil kilómetros hasta el desierto de Colorado, alberga decenas de estaciones en las que la acumulación anual de nieve alcanza cotas insuperables. No se trata sólo de la cantidad sino de la calidad.

Es el mítico champagne powder, la mejor nieve del mundo. La mayoría de sistemas meteorológicos importantes nacen en el Pacífico, donde acumulan humedad antes de cruzar la parte oeste de Canadá desde el oeste hasta el este. Las primeras montañas que reciben esta humedad en forma de nieve son los Coast Ranges, bien conocidos por su paquete de nieve densa y profunda. Los frentes siguen hacia el este, siempre aportando nieve y perdiendo humedad poco a poco.

Las cadenas Monashees, Selkirks, y Purcells reciben una impresionante cantidad y calidad de nieve en polvo. Un poquito más al este, los frentes finalmente se bloquean contra una barrera inmensa, las Rocosas Canadienses. “Con sus temperaturas más bajas, y su clima árido, reciben la nieve más ligera y más seca que existe en Canadá”, explica el geólogo Brian Balazs, esquiador empedernido de Canmore.

El concepto de estación de esquí –the mountain, en la terminología americana para designar las áreas de esquí– es diferente al europeo. Mientras que aquí están por un lado las pistas pisadas, y por otro el “fuera de pistas”, en América hay recorridos por los que se puede esquiar, y fuera de ellos no se permite. En muchas “montañas” está estrictamente prohibido. Los infractores se enfrentan a retirada del abono de remontes, la expulsión e incluso a fuertes multas.

A cambio, los recorridos esquiables se dividen entre los pisados por las máquinas (groomers) y los no pisados. También hay pistas de las que se pisa sólo la mitad, para permitir la formación de baches. A diario cada estación decide qué pistas pisa, no siempre son las mismas, e informa mediante el grooming report o “parte de pisado”.

Esquiar en América siempre ha sido una quimera para los españoles, pero las cosas están cambiando: “El precio de los vuelos ha hecho siempre de Canadá un destino lejano para el esquiador español”, dice Giora Gilead, tour operador madrileño especializado en viajes de esquí, “pero la reorganización de las tarifas aéreas permite volar a Calgary por menos de 500 euros, lo que nos acerca mucho a estos destinos”.

Del verde al doble diamante

En Canadá, como en el resto de América, se utiliza un sistema de clasificación de la dificultad de las pistas diferente al europeo. Las pistas más fáciles agrupan en el color verde a lo que para nosotros son las verdes y las azules, por lo que los principiantes deben observar o preguntar antes de lanzarse. El azul agrupa a las azules más difíciles y las ‘rojas’ europeas. El negro designa a nuestras rojas más difíciles y a nuestras negras, pero si se les añaden diamantes (rombos), la dificultad o la exposición aumentan. Con un diamante nos encontraremos pistas de alta dificultad y terreno fuera de pista, y bajo los dos diamantes se engloban desde los fueras de pista más arriesgados hasta el auténtico esquí extremo, con descensos en bosque, saltos obligados y pendientes de más de 45 grados.

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