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Tres años después, las víctimas están hartas de hablar del 11-M

La obra, hace dos meses.
«Las víctimas del 11-M no quieren hablar con la prensa estos días, lo están pasando muy mal y están cerradas en banda». Es la respuesta dada a 20 minutos por la Asociación de Víctimas del Terrorismo (AVT). A falta de dos días para que se cumplan tres años de la mayor masacre terrorista de la historia de España, las más de 3.000 personas que de una u otra manera se vieron afectadas por las explosiones han dicho «basta».

Desde aquella negra mañana de marzo de 2004, y muy a su pesar, todos los

días son 11-M para muchos de ellos. Esta situación se agrava cuando, con motivo de la efeméride, su drama vuelve ser el de todos. «Las víctimas están cansadas, cada vez que llega un aniversario del atentado todo se les revuelve», asegura Cristina Halffter, psicóloga de la Asociación de Ayuda a las Víctimas del 11-M.

Son muchos los temores de estas personas que, debido a las secuelas físicas, las psicológicas o la combinación de ambas, no han sido capaces de recuperar la vida que llevaban antes de las explosiones. «Lo que un ser humano sufre en un caso como éste es una reacción normal ante una situación anormal, no son enfermos, sino gente que se enfrenta a algo horrible y espantoso», matiza Francisco Ferré, director del Servicio de Salud Mental de la Comunidad de Madrid.

Imágenes de la tragedia

Una de las mayores preocupaciones de las víctimas durante estos días son los medios de comunicación. El temor a volver a ver imágenes del horror y a que se reactive su sufrimiento sigue existiendo. «Semanas antes del juicio iniciamos una campaña de concienciación dirigida a los medios, con el objetivo de que empaticen con los afectados», asegura Halffter.

Apoyo durante el juicio

El tercer aniversario del 11-M llega en pleno macrojuicio. Ante la posibilidad de que el proceso supusiera una reapertura de la experiencia traumática, el Servicio de Salud Mental de la Comunidad desplazó a la unidad de trauma psíquico del Hospital Clínico hasta la Audiencia Nacional. Este equipo se unió a dos psiquiatras forenses y a los psicólogos de las asociaciones de víctimas. «Hasta este momento no hemos tenido que intervenir, no se ha dado ninguna situación de estrés o nerviosismo», afirma Ferré. «Tenemos que prepararlos para lo que pueda venir, que expresen sus odios y sus miedos, dice Cristina  Halffter, que acude al juicio cada día.

La mitad sigue con secuelas psíquicas

Secuelas: El 50,4 % de las víctimas sufre todavía secuelas psicológicas y el 59,3% aún padece problemas auditivos, según la Asociación de Ayuda a las Víctimas del 11-M.

Ayuda a los familiares: Mientras la necesidad de trata-miento psicológico ha descendido en las víctimas directas de un 48,6 % a un 27,8 %, la atención a familiares se ha incrementado en un 12,1 %.

Reconocimiento oficial: El 27,9 % no ha obtenido aún el reconocimiento oficial como víctimas. El 22,1 % ha recibido la incapacidad permanente, otro 4,4 % están jubiladas por secuelas físicas y psicológicas y un 10,6 % sigue de baja.

El tren: El 16% no ha vuelto a subirse a uno y los que sí lo hacen sienten ansiedad o necesitan ir acompañados.

Un grito de esperanza para recordar a los muertos

El domingo se inaugura el monumento a las víctimas. Los Reyes inauguran este domingo (11 horas) el monumento a las víctimas de los atentados, un tributo que «nace de las entrañas de la estación de Renfe, del lugar mismo del dolor, como en un grito de esperanza», según la memoria elaborada por sus arquitectos, el estudio Equipo FAM.

La escultura está formada por una cúpula cilíndrica de vidrio de 11 metros de altura. El monumento se ha construido con dos capas de diferentes materiales, una de bloques de vidrio y otra de una membrana de ETFE (material compuesto), donde están impresos los mensajes escritos los días sucesivos a la masacre en las estaciones de Atocha, El Pozo y Santa Eugenia y los nombres de las 192 víctimas.

La columna de vidrio, que pesa 150 toneladas, protege la estructura interior, cuyos mensajes podrán leerse desde la estación de Atocha, en concreto desde el hall del intercambiador de la primera planta. Y sobre todo, desde dentro del monumento, una habitación azul envuelta en una membrana de centenares de mensajes.

Está ubicado frente al edificio circular de la estación, en la confluencia del paseo de la Infanta Isabel, la avenida de Ciudad de Barcelona y la calle Alfonso XII.

Ningún político pronunciará discurso y será la música de Pau Casals la que dé sonido al homenaje. El monumento iba a ser presentado el pasado día 5 por sus arquitectos, pero el Ministerio de Fomento (que lo ha pagado al 50% con el Ayuntamiento de Madrid) decidió suspender el acto.

Jesús Ramírez, víctima

«No pierdo la esperanza de superarlo algún día».

Cuando echarse el desodorante se convierte en toda una aventura y la mente te juega malas pasadas evocando imágenes infernales, hay que ser muy valiente para seguir adelante. Jesús Ramírez cogió uno de los trenes de la muerte.

¿Cómo se encuentra?

Estoy un poco delicado, la verdad. Me estoy recuperando de mi última operación en el hombro. También estoy rehabilitando los brazos, y pendiente de una tromboflebitis (coágulo en una vena) y de un neumotórax (perforación en el pulmón).

¿No se cansa de la lata que damos los periodistas?

Hacéis un trabajo fundamental, entiendo perfectamente vuestra labor.

¿Se llega a superarlo?

Es difícil. Hay 2.000 elementos que te lo recuerdan a diario: manifestaciones, prendas, colores, olores, etc. Pero yo no pierdo la esperanza de superarlo algún día.

¿Qué necesita para pasar página?

Que se acabe el juicio, del que soy testigo. Esto me permitirá empezar a hablar de otras cosas.

¿Qué hará el domingo?

Me iré a la sierra para desconectar. Quiero alejarme un poco de todo esto. L.R.

Bio. Madrileño, 52 años, casado y con dos hijos. Es vicepresidente de la Asociación 11-M Afectados.

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