Guipúzcoa

Elixabete, víctima de las torturas de Jesús Muñecas: "Los golpes eran lo que menos daño te hacía"

Elixabete Nosellas, quien ha denunciado ser víctima de las torturas de Jesús Muñecas.

"Nuestro pecado era ser vascos. Iban a por todo lo que sonara antipatriota y caímos nosotros. Fue un calvario". Elixabete Nosellas tiene 54 años y es una mujer conocida en su tierra, Guipúzcoa, por la compañía de danzas tradicionales que encabeza. Sin embargo, ahora sale más en los periódicos por su testimonio de denuncia de las torturas que sufrió la semana que estuvo detenida en el cuartel de la Guardia Civil de Tolosa en 1975. Su revelación se une a la denuncia de una paliza al entonces preso Andoni Arrizabalaga, que ha permitido sentar en la Audiencia Nacional al presunto torturador de ambos, el ex Guardia Civil Jesús Muñecas, sobre el que la Audiencia Nacional debe decidir este jueves si permite su extradición a Argentina para ser juzgado.

"Era el 6 de octubre de 1975. Tenía 16 años. Habíamos ido en pandilla al cine. Salíamos felices. Mi novio (ahora su marido) me acompañaba en taxi a casa. Al parecer habían matado a un Guardia Civil en Zarautz. Nos paró el taxi un control y nos detuvieron. Ahí empezaron ocho días, con sus ocho noches de horror".

En esos tiempos Elixabete se describe a sí misma como "una joven rebelde" que estudiaba en un colegio de monjas y había empezado a hacer pandilla con otros jóvenes un poco mayores, ligados al movimiento obrero, que estaban organizado un partido de trabajadores. Sus demandas, en pleno final del franquismo, eran "una sociedad más justa y que nos dejaran ser vascos". Organizaban manifestaciones y repartían panfletos de huelgas, por lo que eran seguidos de cerca por la Guardia Civil. Su novio, Jokin Sarasola, ya había sido detenido unos quince días antes, después de una persecución en la que le dispararon, precisamente por repartir panfletos alentando una la huelga. Pero le dejaron poco después libre sin cargos.

Tortura de la bañera

El 6 de octubre no les dejarían marchar. "Alguien tenía que pagar la muerte del guardia, se ensañaron con nosotros.  Usaron todas la técnicas: el careo, la tortura física, le sacaban a él desnudo fuera, y estaba helando, y me sacaban a mí para que lo viera. Me dejaron escuchar sus gritos". Los recuerdos de Elixabete se descuelgan en su memoria a golpes, con intervalos difuminados, como si hubiera sido anestesiada. "Sí que nos golpearon, mucho. Pero sabían bien cómo hacerlo bien, sin dejar marcas. Sin embargo, los golpes no fueron lo peor. Me llevaron al monte y me dijeron, apuntándome a la cabeza, ahora te matamos como a un pajarito y nadie se entera".

"Varias veces deseé morir", asegura. Sobre todo cuando, según cuenta, le introdujeron enrollada en una manta y atada con cinturones en el agua de una bañera. Elixabete y Jokin admitieron bajo las torturas haber sido los autores del  asesinato del guardia civil. "A mí me decían que si yo había hecho esto y lo otro y yo al final decía que sí a todo. Buscaban un culpable". A los ocho días los llevaron a prisión. En el juzgado negaron todo lo confesado a golpes. Ella pudo salir enseguida bajo fianza de 50.000 pesetas porque era menor de edad y gracias a la mediación de Gregorio Peces Barba. Su marido permaneció en la cárcel, de donde no saldría hasta la amnistía del 77. Sin haber tenido juicio.

Casi cuarenta años después, ahora su testimonio es uno de los que ha permitido presentar la querella contra el mando del cuartel, el excapitán Jesús Muñecas. A sus 77 años, Muñecas niega las torturas y la Fiscalía se opone a su extradición pero no entra a valorar si las torturas son crímenes de lesa humanidad, aunque invita a los denunciantes a pedir una investigación y un juicio, aquí, en Azpeitia. Por ese motivo no acepta la petición de extradición de una juez argentina. En ese mismo proceso se ha solicitado también la entrega de otro guardia, Juan Antonio López Pacheco, alias 'Billy El Niño', sobre cuya extradición decidirá la Audiencia Nacional el próximo jueves 10.

La Coordinadora Estatal de Apoyo a la Querella Argentina (Ceaqua) está convencida de que la sala de la Audiencia seguirá el dictamen de la Fiscalía. También Elixabete, "sabemos que no nos van a conceder la extradición, pero al menos que se entere la gente de lo que hicieron y de que siguen ahí. Confiamos poco en la Justicia. Lo nuestro son todo culpas, lo suyo pequeños errores. Están súper amparados, pero al menos que se sepa lo que hicieron".

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