Cultura

Las marchas del Orgullo: libertad, igualdad y visibilidad

Marchas y manifestaciones en todo el mundo para defender la libertad sexual.
GTRES

En 2007, el húngaro Zsolt Szigetváry ganó el segundo premio del prestigioso World Press Photo en la categoría de Asuntos Contemporáneos. La fotografía galardonada mostraba a una pareja de hombres durante la celebración del Orgullo Gay en Budapest. La atmósfera es gris y no hay ni plumas, ni bailes ni ambiente.

Uno de ellos, derrotado sobre la acera, mira a cámara con una herida en la frente. Tiene la camisa manchada de sangre y la cara del niño que no entiende por qué acaba de recibir un bofetón. El pie de foto revela que alguien le ha lanzado una piedra o una botella. Amnistía Internacional denunció que cientos de personas habían “hostigado” a los 2.000 participantes del desfile sin que la Policía lo impidiese. La marcha finalizó con una fiesta en la sala Buddha Beach, donde se produjeron nuevas agresiones. Entre ellas, la que retrata la foto.

Lo que hay detrás de las manifestaciones

”El Parlamento aprobó ese año una ley para dar a las parejas del mismo sexo muchos de los derechos que tienen los matrimonios -explicaba el fotógrafo-. Pero después de décadas bajo el régimen comunista, en los que la homosexualidad en Europa del Este ha sido prohibida o ignorada, aún está menos aceptada que en la Europa Occidental”.

Otra de las fotografías premiadas en 2007, la mejor en la categoría de Retratos, mostraba a Vladímir Putin. La imagen, obra del británico Platon Antoniou, fue portada de la revista Time. En 2012, el Ayuntamiento de Moscú prohibió la celebración del Orgullo durante 100 años y, un año después, Rusia aprobó la Ley Contra la Propaganda Homosexual. La norma no condena expresamente las relaciones entre personas del mismo sexo, pero censura cualquier manifestación pública de las mismas: desde besarse en la calle hasta reclamar sus derechos en los medios de comunicación. ¿El objetivo? “Evitar que la juventud se corrompa”.

El lema de la manifestación estatal del Orgullo 2014 es Nos manifestamos por quienes no pueden. La marcha, convocada por la Federación Estatal de Lesbianas, Gays, Transexuales y Bisexuales (FELGTB) y el Colectivo de Lesbianas, Gays, Transexuales y Bisexuales de Madrid (COGAM), tendrá lugar el próximo 5 de julio en Madrid.

Las organizaciones comenzarán el recorrido a las 18.00 horas en la Estación de Atocha. Tras ellas, una veintena de carrozas para todos los gustos. Los organizadores calculan que el desfile terminará siete horas más tarde en la Plaza de Colón. “Queremos denunciar la injusta situación en la que el colectivo LGTB se encuentra en demasiados lugares del mundo, en los que los Derechos Humanos para nosotros son puro papel mojado. En 76 países ser LGTB se condena con la cárcel y en 7, con la muerte”, señala Boti G. Rodrigo, presidenta de FELGTB.

La consigna nos remite a Rusia, pero también a África (donde más de 30 estados contemplan desde castigos físicos hasta la pena capital) y Oriente Medio (en Irán, Arabia Saudí y Yemen las relaciones homosexuales se pagan con la vida). Los datos proceden del Mapa de la persecución elaborado anualmente por ILGA (International Lesbian, Gay, Bisexual, Trans and Intersex Association).

La situación en Europa es notablemente mejor, pero la igualdad sigue siendo un mito en muchas regiones. Sobre todo en la zona de influencia soviética. En una veintena de países (Polonia, Ucrania o Rumanía) ni siquiera existen las uniones civiles entre personas del mismo sexo. En Italia y Grecia, tampoco. “Estamos en una Europa donde hay un crecimiento de formaciones políticas de extrema derecha que hacen del odio a la diversidad su bandera”, añade la presidenta. Respecto a España, la FELGTB publicó en 2013 un informe sobre las políticas sociales llevadas a cabo por el Partido Popular en sus dos años de Gobierno.

El balance, negativo, destacaba algunos datos: la reducción del presupuesto destinado a combatir el VIH-sida (un 76% menos entre 2011 y 2012), la discriminación en el acceso a la reproducción asistida en la Seguridad Social (reservada a parejas heterosexuales) y la ausencia de una respuesta oficial contra el acoso escolar por orientación sexual o identidad de género. “Por todo eso queremos mandar este mensaje reivindicativo, y también mostrar nuestra solidaridad y esperanza a todas esas personas que están siendo encarceladas y vejadas diciéndoles: ‘Estamos aquí y os apoyamos’”, resume Boti G. Rodrigo.

Reivindicación y negocio

“Es la fiesta más grande de la ciudad, la que más visitantes atrae y más beneficios reporta a Madrid en muy pocos días”, señala Juan Carlos Alonso, secretario general de la Asociación de Empresarios y Profesionales para Gays y Lesbianas (AEGAL). Sus miembros organizan la parte lúdica del evento (música, actuaciones y venta de bebidas), mientras que FELGTB y COGAM se encargan de la marcha y las carrozas.

“El tráfico durante esos días supera el millón de personas. Más de 250.000 vienen del extranjero, y queda mucho dinero en la ciudad: en las agencias de viajes, comercios, restaurantes, hoteles y  autobuses turísticos”, continúa. Según AEGAL, la suma asciende a 100 millones de euros; según la Asociación de Vecinos de Chueca, basándose en un estudio realizado por el Ayuntamiento de Madrid y BBVA en 2012, el impacto económico sería de 24 millones de euros.

Los organizadores defienden que la fiesta no está reñida con el activismo, pero no todo el mundo está de acuerdo. Mili Hernández, precursora del Orgullo y propietaria de Berkana (primera librería gay de España), escribía hace tres años: “[Al principio] apenas podíamos montar un escenario para leer el pregón, los militantes salíamos con un cubo a pegar carteles, cosíamos las banderas y hacíamos nuestras pancartas. Ahora, en cambio, la lucha es por plagar Chueca de barras. Reivindicación es bailar en camiones. Al Orgullo lo ha estropeado el dinero”.

Paco Ramírez, presidente de la Confederación Española LGBT COLEGAS, reconoce que la celebración “beneficia económicamente a la ciudad”, pero denuncia varios aspectos: “Se ha potenciado la fiesta por encima de la defensa de los derechos, unas pocas organizaciones han hecho negocios muy lucrativos y se ha privatizado el centro de Madrid a coste cero”. Reclama “una gestión más transparente”, que se abra la participación a otros colectivos y la fiesta se traslade a otras zonas: “Los vecinos soportan unos niveles de ruido muy altos y Chueca es un barrio diminuto para concentrar a tanta gente”.

“Los empresarios de la noche se sirven de dos colectivos y una causa para hacer negocio”, denuncia el portavoz de AVChueca. “El consumo de alcohol en la vía pública se produce con un absoluto descontrol del Ayuntamiento, porque quien controla el negocio es afín al PP”, sostiene. “Estamos a favor de una reivindicación con un formato festivo y que se genere negocio, pero no perjudicando a terceros. Creemos que Chueca no es el espacio adecuado: es un barrio histórico, las calles son pequeñas... No es apropiado por cuestiones de seguridad, limpieza, ruido y porque no favorece a muchos negocios y a los residentes del barrio”.

“A nivel económico, COGAM y FELGTB no solo no nos lucramos de ello, sino que el año pasado tuvimos pérdidas. A cambio, tenemos el beneficio de la visibilidad”, señala Santiago Rivero, portavoz de COGAM. “¿Es verdad que hay empresas de por medio? Sí, pero lo que se paga por las carrozas sirve para financiar el escenario de fin de manifestación, para que haya una fiesta en la calle y la gente no tenga que pagar para entrar a una privada en un local”, explica.

La pelota vuelve al tejado de los empresarios. “Se nos acusa de forrarnos con el dinero gay y nunca se dice nada de todos los comercios que se benefician y que nunca han aportado un céntimo al Orgullo”, responde Juan Carlos Alonso. “Ofrecemos actuaciones gratuitas para toda la ciudadanía y, para dar servicio a esos escenarios, se colocan las barras”. Los locales pagan por ocuparlas, compran el alcohol por lotes a las marcas patrocinadoras y pactan los precios de las bebidas. “Es un negocio muy oscuro”, insisten desde COLEGAS.

El ruido y los botellones son dos de los caballos de batalla de los vecinos críticos. En 2012, el Consistorio estuvo a punto de elevar el Orgullo a la categoría de Festejo Popular; de haberlo hecho, habría tenido la misma protección que otras fiestas patronales, el consumo de alcohol en la calle sería legal y los conciertos podrían superar el índice de decibelios permitido.

En los últimos cuatro años, el Ayuntamiento ha impuesto al Orgullo varias sanciones por este motivo: la última, de 160.000 euros -aún en trámite-. No obstante, el mayor cambio es que la organización del evento saldría a concurso público. COLEGAS está a favor: “Así dejarían de controlarlo los de siempre”. Los actuales promotores se posicionan en contra: “Hace falta un marco normativo específico para dar seguridad jurídica a la organización. Y si sale a concurso, no entenderíamos que no lo organizasen los colectivos LGTB”, argumentan desde AEGAL.

Respecto al papel del Ayuntamiento, las opiniones están divididas. “No sabemos lo que quiere”, dice Santiago Rivero, refiriéndose a la alcaldesa Ana Botella y a las multas por ruido. “Por una parte no deja de poner trabas y, por otra, se le llena la boca con el Orgullo cuando sale fuera de España”. Juan Carlos Alonso habla en positivo: “Somos críticos con algunos aspectos, pero hay que reconocer que se encargan de la seguridad, la movilidad, la limpieza y las emergencias, como en todos los grandes eventos. También a nivel de promoción, desde el área de Turismo hay una apuesta clara por el Orgullo”. En 2013, el Consistorio les concedió una ayuda directa de 30.000 euros. Según AEGAL, no pudieron cobrarla porque tenían multas pendientes.

Stonewall Inn fue el origen de las marchas

Si dejamos de echar cuentas recordaremos que los derechos no se conquistan con calculadoras. Las marchas del Orgullo nacieron hace 45 años en Nueva York. La madrugada del 28 de junio de 1969, los clientes del Stonewall Inn, un pub frecuentado por homosexuales, transexuales y drag queens, se enfrentaron a su enésima redada policial. Pero aquella noche la multitud se rebeló y se produjeron choques violentos. Al día siguiente, el barrio salió a la calle.

Las primeras pride parades tuvieron lugar en Nueva York y Los Ángeles en el primer aniversario de los disturbios. La lucha por los derechos civiles y las manifestaciones contra la guerra de Vietnam habían abonado el terreno del activismo. En Madrid, la primera marcha se celebró en 1978, pero hasta los años noventa las miradas reprobatorias superaban en número a los asistentes. Después vendrían las carrozas, la entrada de los empresarios y el estruendo definitivo gracias a la aprobación del matrimonio homosexual en 2005 y el éxito del EuroPride 2007. Como colofón, la capital albergará en 2017 el World Pride, el mayor evento LGTB del mundo.

COLEGAS critica que la celebración madrileña transmita “una imagen muy estereotipada” del movimiento. “Hace daño al trabajo normalizador que se hace durante todo el año. Una parte de la población se queda con esa imagen, cuando mucha gente no se siente representada por ella”, señala Paco Ramírez. “Además, estamos en contra de los gays que se disfrazan y son irrespetuosos con la Iglesia y otras instituciones y después exigen que se les respete”.

La presidenta de FELGTB discrepa: “El Orgullo no es exhibicionismo, sino un ejercicio de libertad, de diversidad y de visibilización de nuestra realidad. Cada uno se visibiliza como le da la gana. ¡Hay tantísimos hombres, mujeres o transexuales que vienen a Madrid y por una vez en la vida son felices!

Mucha gente vive 364 días al año bajo tierra y ese día salen de sus armarios y, en compañía de sus iguales, proclaman: ‘Yo soy así y a quién le importa’. El Orgullo es el chute de autoestima que necesitamos para seguir caminando con la frente alta en tantas ocasiones de discriminación”.

El reconocimiento del ‘tercer sexo’

Ni hombre ni mujer. El Tribunal Supremo de la India reconoció en abril la existencia de un ‘tercer sexo’, abriendo así una puerta a la igualdad de derechos de las personas transexuales del país. Los jueces también instaban al Gobierno a mejorar su situación social y económica (reservando plazas en centros educativos, por ejemplo).

Unos meses antes entró en vigor en Alemania una ley que protegía a los recién nacidos intersexuales: los padres no estarán obligados a inscribirlos como varón o mujer si sus genitales no están definidos. Lo habitual es que los médicos establezcan el sexo del bebé, sometiéndolo en algunos casos a intervenciones quirúrgicas o tratamientos hormonales. Al mismo tiempo estarían asignando al recién nacido un género (masculino o femenino) con el que quizá no se identifique en el futuro. La teoría queer defiende que tanto los géneros como la identidad y la orientación sexual son mera construcción social.

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