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Blesa espera justicia por el "perjuicio moral difícilmente reparable" que Silva le causó

El expresidente de Caja Madrid Miguel Blesa, en la Audiencia Nacional.
EFE

El expresidente de Caja Madrid, Miguel Blesa, ha afirmado en el juicio contra Elpidio Silva que el acusado le causó un perjuicio económico por la fianza de 2,5 millones de euros que depositó para eludir el ingreso en prisión. "Pero hay un perjuicio mayor, que es el moral que ha causado con su proceder prevaricador. Daño a mí, a mi familia, un daño difícilmente reparable y espero que esa deuda se salde como en justicia se saldan las deudas", ha añadido.

Durante alrededor de una hora y media de comparecencia en la tercera sesión del juicio contra Silva por presunta prevaricación ante el Tribunal Superior de Justicia de Madrid (TSJM), Blesa ha repasado las dos veces que ordenó su ingreso en prisión, la primera el 16 de mayo de 2013 bajo una fianza de 2,5 millones de euros y la segunda el 5 de junio del mismo año de forma incondicional.

"Tenía la decidida intención de hacerlo", ha espetado el exbanquero al abogado de Silva, Gonzalo Boyé, momento en el que el letrado le ha recordado que en el anterior juicio celebrado en abril y que fue suspendido, manifestó que "no se atrevía" a afirmar tal cosa. "Pues ahora me atrevo", ha sentenciado con altivez.

La primera vez que ordenó su encarcelamiento, ni él ni su abogado entendían qué "hacían ahí", Silva le comunicó in voce que sería de forma incondicional pero, mientras aguardaba en el pasillo del Juzgado a que el magistrado redactara su auto, supo por los medios digitales que le había impuesto una fianza de 2,5 millones para poder salir de la cárcel.

En la segunda, tras las "irregularidades" que se habían sucedido durante todo el procedimiento, ya tenía "el pleno convencimiento" de que iba a ocurrir, más aún cuando el abogado de Manos Limpias que ejercía de acusación contra él anunciara en un programa de televisión que iría a prisión sin fianza.

"Animadversión" del magistrado

Todo ello, ha insistido, cuando "no hay nada" en su contra ni en el préstamo a Gerardo Díaz Ferrán como en la compra del City National Bank de Florida (EEUU). En este sentido, ha querido traer a colación un "viejo proverbio chino: es muy difícil encontrar un gato negro en una habitación oscura, sobre todo si no hay gato negro".

Nada que ver con la primera vez que le llamó a declarar el 5 de diciembre de 2012 junto a Díaz Ferrán, en la que Silva no aceptó la petición de Manos Limpias de celebrar una vistilla de medidas cautelares, pero Blesa no se ha podido explicar qué "pasó en la cabeza del juez" para hacer ese cambio.

Asimismo, ha denunciado la "animadversión" que siempre ha mostrado el magistrado ahora excedente contra él, que demuestra tanto su actuación como las numerosas manifestaciones públicas que ha hecho a los medios de comunicación el hoy acusado, y que le ha provocado un gran daño.

"Hay un perjuicio económico evaluable -ha señalado en referencia a la fianza, que recuperó el 3 de julio de 2013- pero hay uno mayor, el perjuicio moral que me ha causado ese proceder prevaricador del juez, a mí y a mi familia, un daño difícilmente reparable y espero que esa deuda se salde en justicia", ha manifestado el testigo.

¿Por encanto aparecieron los correos?

Blesa ha reiterado la "extrañeza" que le despertaba el hecho de que fuera la Policía Judicial la que le notificara las citaciones del magistrado de las que, según ha recalcado, nunca ha "rehuido". Por otra parte, Boyé le ha interrogado sobre si tenía conocimiento de que la Guardia Civil había pedido al juez intervenir sus correos.

"Me hace gracia como formula su pregunta: ¿como por encanto aparecieron los correos?", ha ironizado Blesa, que ha explicado que Caja Madrid borró esos documentos cuando abandonó la entidad, por lo que ha criticado que sí los tuviera Bankia cuando nunca perteneció a ella.

Por último, ha asegurado que la caja que presidió tampoco le reclamó nunca los ordenadores que le proporcionó la entidad porque las entregaba "a las personas que las estaban disfrutando".

Antes que Blesa han testificado un agente y un sargento de la Guardia Civil, que han indicado que fueron ellos los que reclamaron al magistrado que interviniera las comunicaciones del exbanquero ante el riesgo de que pudiera destruir pruebas.

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