En un acto en la sede del gobierno, Kirchner se refirió por primera vez a la muerte de Carlos Fuentealba, un profesor de 42 años que falleció el pasado jueves, después de recibir el día anterior el impacto de una granada de gas lacrimógeno disparada por la policía de la sureña provincia de Neuquén.

Debido a ello, fue detenido el sargento de policía Daniel Poblete, sobre quien ya pesaban dos condenas por "apremios ilegales" y "vejaciones".

Al igual que miles de maestros, Fuentealba participaba en una protesta por mejoras salariales, similar a la que se lleva a cabo en otras tres provincias argentinas.

Al respecto, Kirchner dijo que el Estado debe ejercer "con responsabilidad" la seguridad nacional, en alusión al gobernador de Neuquén, Jorge Sobisch, quien admitió haber ordenado despejar la carretera en la que protestaban los docentes.

"Esto tiene que quedar claro: Yo llamo a todos los sectores a la convivencia, a la paz. Debemos tener racionalidad y entender hasta dónde podemos avanzar", indicó, antes de mostrarse como un defensor de la libertad de expresión.

"Siempre voy a apelar a la convivencia, incluso a costa de que me digan permisivo. Prefiero que la gente se pueda expresar", agregó.

Kirchner aludió, además, a los reclamos salariales que impulsan varios sindicatos, al señalar que Argentina "vivirá la tensión del crecimiento".

Hoy, decenas de miles de argentinos repudiaron con huelgas y manifestaciones el asesinato de Fuentealba , en la que ha sido considerada la mayor protesta social que se llevó a cabo en los cuatro años de gobierno de Kirchner.