Viajes

Recorriendo la Axarquía, por la ruta del ajoblanco

Vista general de Macharaviaya, con Benache al fondo.
FLICKR/juanpol

El ajoblanco es otro de los símbolos gastronómicos de Andalucía, aunque menos conocido. Es una receta característica de la dieta mediterránea; una sopa refrescante a base de pan, almendras molidas, ajo, agua, aceite de oliva, sal y vinagre. La Axarquía, en la frontera entre Málaga y Granada, es un buen lugar para degustar el ajoblanco mientras se recorren sus pueblos blancos.

Iniciamos el recorrido en Comares –donde hay que visitar su castillo, recorrer sus retorcidas calles y fotografiar su aljibe árabe, declarado monumento nacional– para seguir por Benamargosa, de origen morisco, rodeada de huertas y árboles frutales.

La ruta, un rosario de pueblos bancos, prosigue en Cútar, localidad de olivos y vid, donde sobresale la torre de la iglesia. A poca distancia, El Borge, conocido como la Villa de la Pasa porque aquí se cultivan vides de excelentes pasas. Desde sus balcones casi vemos las playas de Torre del Mar y del Rincón de la Victoria.

El camino nos lleva a Almáchar, considerada la cuna del ajoblanco. Sus primeras casas se construyeron a orillas del río ladera arriba, usando muchas veces como soporte la casa delantera, como se ve en la calle de la Cabra. En Almáchar, el primer sábado de septiembre, se celebra la Fiesta del Ajoblanco, de interés turístico nacional.

Desde Almáchar llegamos a Benamocarra, y de ésta a Iznate donde, en días soleados, podemos ver desde la ventana el continente africano que se abre desde su mirador. Siguiendo la ruta aparece Macharaviaya, conjunto histórico-artístico que gozó de gran esplendor en los siglos XVIII y XIX. El viaje termina en Moclinejo, donde destaca el campanario de su iglesia.

Fuente: Guía Repsol. Rutas, mapas, restaurantes … ¡Planifica con nosotros tu viaje!

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