El guardia civil I113226U estaba en la unidad a la que Rafá Zouhier informaba de los pasos de la trama asturiana.
"Nos dijo que podían conseguir hasta 150 kilos de explosivos", recuerda el agente, que ha matizado que remitieron un informe a la Jefatura, y que sólo "después me percaté de la importancia de este dato".
Muestra degradada
El guardia civil asegura que Zouhier les entregó una muestra de explosivos: "Llevé la muestra a la unidad para su análisis (...), se la mostraron a un Tedax, que la descartó porque estaba muy degradada", matiza.
El 6 de marzo de 2003, Zouhier habló con su controlador Víctor y le dijo que Trashorras y Toro estaban en Madrid: "No sé si con esta información se hubieran podido evitar los atentados", afirma el testigo.
A finales de diciembre de 2003, Zouhier habló de dos personas que se habían fugado de una operación de tráfico de hachís en Marruecos, y que estaban por Madrid: "Nos dijo que eran muy religiosos", matiza el testigo.
No obstante, y como ya declaró Víctor —controlador de Zouhier— en su declaración, Rafá no habló de explosivos desde mayo de 2003, y no habló del Chino a la policía hasta después del 11-M —concretamente el 12 de marzo—: "La calidad de la información bajó bastante", recuerda el agente.
Según ha reconocido el testigo, "cualquier atentado que hubiera sucedido en Madrid ese año se lo habrían preguntado a Rafá (...), conocía muy bien el ambiente de delincuencia de Madrid".
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