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Escapada a Aranda de Duero… antes de que acabe la exposición de 'Las Edades del Hombre'

A la Iglesia de Santa María le llaman la ‘pequeña catedral’.
TURISMO ARANDA

La exposición Eucharistia de Las Edades del Hombre ha hecho de Aranda de Duero uno de los destinos turísticos culturales de 2014. Esta muestra, uno de los eventos culturales más importantes de toda España, cierra sus puertas en la localidad burgalesa el próximo 10 de noviembre. Hay que aprovechar, no sólo para deslumbrarse ante la exposición, sino para conocer el resto del patrimonio cultural, natural y, por supuesto, la gastronomía de Aranda de Duero.

La muestra Eucharistia se organiza en torno a cuatro capítulos y se basa en un recorrido por la historia de la eucaristía, a través de algunas de las obras de arte sacro más destacadas de Castilla y León.

El primer capítulo abarca el trasfondo humano previo. La segunda parte ilustra la Eucaristía desde la perspectiva del Antiguo Testamento. La tercera parte de la muestra aporta la visión de la Eucaristía desde la perspectiva del Nuevo Testamento. Finalmente, el cuarto capítulo presenta las dimensiones esenciales del banquete, sacrificio y la dimensión cósmica del propio sacramento.

El recorrido expositivo discurre desde la Iglesia de Santa María a la Iglesia de San Juan. La de Santa María, a la que llaman la ‘pequeña catedral’, es de estilo gótico flamígero y fue construida entre los siglos XV y XVI. Este año celebra, además, el V centenario de la finalización de la fachada de estilo Gótico isabelino.

La Iglesia de San Juan se ubica en un pequeño promontorio, junto a los ríos Duero y Bañuelos. Su origen se asocia al nacimiento de la villa. Actualmente San Juan, que también ha visto remodelada su fachada y algunas partes de su interior, acoge el Museo de Arte Sacro.

Una red de bodegas en el subsuelo

Más allá de Las Edades del Hombre, Aranda tiene una interesante oferta museística. Se puede visitar la Colección de Juguetes antiguos –una recopilación de muñecos y otros cedidos por los propios arandinos–; el Museo del Ferrocarril –en la antigua estación–; el Museo de Cerámica; y el Centro de Interpretación de la Arquitectura del Vino (CIAVIN), un ejemplo visual de una antigua bodega subterránea.

Y es que el subsuelo de Aranda de Duero está horadado por siete kilómetros de antiguas bodegas. La necesidad de almacenar el vino vino obligó a los lugareños a construir una gran red de pasadizos subterráneos, creando así una gran tela de araña de bodegas que, gracias a sus condiciones de temperatura, conservaban el vino en perfectas condiciones durante todo el año.

En algunas de estas bodegas se pueden apreciar las antiguas barricas, los pellejos en los que se transportaba el vino o los candiles de aceite que facilitaban la visión. Se conservan siete kilómetros de estas despensas del vino bajo tierra, con cerca de 135 bodegas, que podemos visitar gracias a los guías del CIAVIN.

El vino, el tinto de la Ribera de Duero, casa perfectamente con el lechazo de Castilla. En Aranda existe una gran tradición ganadera en la cría de corderos. Sin duda, el lechazo asado en horno de leña es el plato estrella de su gastronomía. En junio, todos los años se celebran las jornadas del lechazo asado. Además, hay que probar la morcilla dulce arandina –distinta de la de Burgos, ésta se elabora con especies– y la tradicional torta de aceite de Aranda, un pan típico que se consume desde hace siglos.

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