Barcelona

Denuncia al ayuntamiento por no tomar medidas ante los molestos cantos de los gallos

Jordi Cid, vecino de Sant Martí de Centelles (Barcelona), muestra en un plano la distancia que separa su casa del lugar donde viven varios gallos, gallinas, ocas y otros animales que emiten más ruidos del permitido por la ley.
LLUÍS VILARÓ/ACN

Un vecino de Sant Martí de Centelles (Barcelona) ha presentado un contencioso-administrativo contra el Ayuntamiento de este municipio por las molestias generadas por los cantos de los gallos. El denunciante se queja que, a pesar de las diversas quejas, el consistorio no ha tomado ninguna medida para acabar con el ruido de los "cuatro gallos, cinco gansos y dos perros" de otro vecino del pueblo.

El denunciante presentó en 2013 dos quejas en el Ayuntamiento para pedir que "se tomaran las medidas necesarias para evitar estas molestias". Ante la "pasividad" del consistorio, el hombre pidió una prueba sonométrica que determinó que el canto de los gallos superaban los niveles permitidos por la ley y se situaban entre los 55 y los 61 grados decibelios.

El escrito pone de manifiesto que "el problema persiste y cada día se vuelven a reproducir los mismos cantos de los gallos y los ruidos del resto de animales sin que la administración actúe". De hecho, el hombre presentó el pasado 14 de octubre un nuevo escrito al consistorio solicitando "medidas adecuadas para el cese inmediato del exceso de ruido de los cuatro gallos, cinco gansos, dos perros, cinco palomos y varias gallinas.

Dicho escrito subrayaba que en caso de que el propietario de los animales se negara, "lleve a cabo el Ayuntamiento de Sant Martí de Centelles la ejecución subsidiaria en caso de incumplimiento, con el fin de preservar los derechos fundamentales de la familia a la intimidad personal y familiar y a la inviolabilidad del domicilio".

La denuncia considera que estos animales deben ser considerados como "no adecuados para tener en un entorno residencial", pues el ruido de algunos de los animales no permite dormir por la noche y el de otros incordia todo el día. La repetición sistemática y constando de estas emisiones les están afectando psicológicamente.

Cacareos de madrugada

El denunciante es Jordi Cid, quien hace seis años se mudó con su familia a Sant Martí de Centelles buscando tranquilidad. El cambio no fue el esperado a causa del ruido. "Nos ha generado un problema muy grave de salud a toda la familia", ha explicado Cid, quien ha afirmado que escuchar ininterrumpidamente el canto de los gallos "te genera crispación, bajo rendimiento al trabajo y te duermes conduciendo".

Cid ha explicado que su casa se encuentra en un entorno "absolutamente tranquilo, donde casi no hay ningún ruido" y "pasar de cero a 65 decibelios de repente no te permite dormir de ninguna forma". De hecho, se han planteado volver a mudarse cansados de "despertarte a horas que no tocan, tener alteraciones del humor y no rendir en el trabajo".

El denunciante ha expresado que el canto de los gallos es muy variado. "Pueden estar quince o veinte minutos cantando sin cesar, después tener una hora de tranquilidad, y, de repente, volver a repetir". Además, "pueden empezar a cantar a las cuatro o las cinco de la mañana y, ahora, con el cambio de horario automáticamente empezarán a cantar una hora antes".

"Nunca me hubiera podido imaginar que me encontraría en una situación similar. A veces, veía gente por la televisión que se quejaba del ruido de una discoteca pero no lo interiorizas hasta que no lo sufres", ha admitido.

Según ha informado el Ayuntamiento de Sant Martí de Centelles, el consistorio pidió al propietario de los animales que tomara medidas al comprobar que el estudio snométrico realizado por la Diputación de Barcelona arrojaba datos superiores a los legales. Ahora, pedirá un nuevo estudio para comprobar si el propietario de los animales ha tomado medidas para reducir el impacto acústico.

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