Tras poner "de patitas en la calle" a Pete Doherty, Kate Moss tomó el petate, se marchó de casa y ahora se sabe que la modelo se refugia para pasar "el mal trago" en la mansión de Ronnie Wood, un miembro de los Rolling Stones.
Al parecer, su "satánica majestad" ha hecho acopio de bondad y ha acogido a Moss en su casa de la localidad de Kingston, al sur de Londres.
Wood quiere que la famosa maniquí pase un tiempo tranquila y sobreviva a toda la polémica mediática que se generó en torno a la ruptura con su polémico novio a principios de este mes.
"Kate pasa ya de Pete, y Ronnie y su mujer le están ayudando a olvidarse de él y de todo lo que ha sucedido. Ya no bebe y eso es muy bueno para ella", asegura una fuente cercana a la pareja de amigos al tabloide británico The Sun.
En buenas manos
Según el rotativo, Kate Moss, conocida por sus excesos con el alcohol y las drogas, está en buenas manos, porque Wood -que antaño llegó a beber ocho pintas de cerveza Guinness y dos botellas de vodka al día- se está recuperando de su alcoholismo.
Las fotos de Doherty con una modelo sudafricana "pasándoselo bien" fueron la gota que colmó el vaso de la volátil relación que el rockero, líder del grupo Babyshambles, y Moss han mantenido durante dos años y medio.
La modelo está a la espera de poder mudarse a una nueva casa de lujo, valorada en 7,2 millones de libras (10,7 millones de euros) en el selecto barrio londinense de Saint John's Wood, el mismo en el que convivió con Doherty.
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