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En Madrid Cervantes se enamora, es padre de una niña, publica el 'Quijote' y es enterrado en 1616

Las esculturas de don Quijote y Sancho en la madrileña Plaza de España, ante la figura de su creador.
GTRES

Con 19 años, Miguel de Cervantes se instala en Madrid para formarse en la rama de las Humanidades. Aunque con constantes idas y venidas, la ciudad marca su vida inexorablemente. En sus escenarios pone a prueba su talento como dramaturgo, a ella regresa después de sus calamidades militares, publica las dos partes del Quijote y otras novelas, se enamora, nace su hija, refrenda su matrimonio con Catalina de Salazar y es enterrado en un convento capitalino.

Tras una estancia en Italia y los infortunios de su carrera militar (1569-1580), vuelve a Madrid. La treintena será una década fundamental para don Miguel, que vive inmerso en la excelencia literaria del Siglo de Oro. Pero también porque con 37 años es padre de Isabel, fruto de una relación furtiva con Ana Franca de Rojas, tabernera en la calle Tudescos.

En esas fechas, el autor alcalaíno contrae matrimonio con otra joven, Catalina de Salazar, en el pueblo toledano de Esquivias, si bien la ceremonia se completa en 1586 con el ritual de las velaciones en la parroquia madrileña de San Martín, ubicada por entonces frente al monasterio de las Descalzas Reales.

El hecho de que no la reconociese como hija legítima desde su nacimiento no significa que Isabel de Cervantes y Saavedra (1584-1652) viviese en Madrid ajena a su padre (los expertos resaltan la influencia en su obra) ni a la familia de este. El investigador Emilio Maganto recopiló recientemente (2013) diversos documentos biográficos, como su partida bautismal, depositada en la parroquia madrileña de los Santos Justo y Pastor.

La niña recibió el sacramento cristiano como Isabel Rodríguez, apellido del esposo de Ana Franca, y no fue hasta 1599 cuando fue reconocida, al fallecer su madre y mudarse con su tía paterna Magdalena, a la que sirve y de la que aprende oficios femeninos. Ya adulta, se casará en dos ocasiones y vivirá un momento amargo con la muerte de su única hija, también llamada Isabel, a la edad de 2 años. Miguel de Cervantes se quedaba así sin descendencia.

Los expertos destacan la gran vocación dramaturga del escritor. Al parecer, en 1583 estrena dos obras en corrales de comedias del Barrio de las Letras, Los tratos de Argel y El cerco de Numancia, aunque sin éxito. En 1587, es nombrado comisario real de abastos, y comienza su periplo manchego recaudando contribuciones, circunstancia que sus biógrafos relacionan con el germen de las aventuras del "ingenioso hidalgo".

En 1605, el taller de Juan de la Cuesta (número 87 de la calle Atocha) imprime entre 1.500 y 1.700 copias de las 664 páginas que comprendía la primera parte de la obra cumbre en lengua española. En breve, el escrito cuenta con cinco ediciones y traducciones al inglés y al francés.

Un año más tarde, su autor se instala definitivamente en Madrid, viviendo en al menos dos casas de la calle León, eje de un Barrio de las Letras convertido en mentidero de actores y literatos por su cercanía con seis corrales, entre ellos el del Príncipe, donde hoy se ubica el Teatro Español.

Es una época literaria fructífera: publica las Novelas ejemplares (1613) y el Viaje del Parnaso (1614) mientras se enfrenta a la ingente tarea de rematar las andanzas quijotescas, que en 1615 vuelven a la imprenta de Juan de la Cuesta, trasladada a la calle San Eugenio.

Don Miguel moría con casi 69 años un 22 de abril de 1616 en la antigua calle de Francos (desde 1835, calle Cervantes). Al día siguiente, y como él mismo había estipulado, fue enterrado en el monasterio de las Trinitarias Descalzas de San Ildefonso.

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