Poco o nada saben los 20 arrendatarios del inmueble acerca de dónde residirán dentro de unos meses. Es el tema de conversación que mantienen a diario en torno al patio, que hace las veces de sala de reuniones y de confesonario público.
Ni el administrador de la finca –quien asegura no tener información sobre las condiciones de la expropiación ni las fechas de actuación previstas– ni el Ayuntamiento –que todavía desconoce el uso específico que tendrá el espacio– han notificado a los vecinos hasta cuándo podrán vivir allí o si los recolocarán en residencias alternativas. «Hasta que no manden una carta no me plantearé qué hacer», explica José Luis Jiménez, inquilino desde hace 22 años.
Este edificio, levantado sobre 525 metros cuadrados distribuidos en cuatro plantas, alberga también la Taberna del Avapiés y el Teatro de la Puerta Estrecha. Su expropiación, por tanto, repercutirá económicamente en los inquilinos, como señala Eva Varela, gerente del teatro: «Está muy bien que construyan equipamientos, pero podrían haber pensado en otros locales vacíos».
Antigua cárcel de la Inquisición
El edificio fue una antigua cárcel de la Inquisición. A través de la planta baja se accedía a las mazmorras, que según los vecinos, conservan grilletes en las paredes. Sus antiguos pasadizos comunicaban con Sol.
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