Con avances y retrocesos, continúa el proceso de transición en Pakistán. Después de varias demostraciones de fuerza, como las detenciones de los opositores Benazir Bhutto e Imran Khan, el presidente Pervez Musharraf ha querido ofrecer su cara amable anunciando su renuncia a la jefatura del éjercito.

El general ha afirmado que espera abandonar ese cargo a finales de este mes de noviembre para iniciar un nuevo mandato presidencial como civil. Descarta así, arguyendo un grave riesgo de caos en el país, abandonar la presidencia como le venía pidiendo la oposición.

En una entrevista con Associated Press ha acusado a la ex primera ministra Bhutto de alimentar la confusión política. También ha rechazado un fin inmediato del estado de excepción, una exigencia de la oposición y de los países occidentales, y ha anunciado que probablemente continúe durante las elecciones de enero.

Escenario electoral

Musharraf ha aceptado la presencia de los opositores en esos comicios, pero siempre que no practiquen "la agitación ni vulneren las reglas", según ha señalado en otra entrevista concedida, en esta ocasión, con el periódico francés Le Monde.

El presidente rechaza que el ex primer ministro opositor Nawaz Sharif, actualmente en el exilio, pueda presentarse a la cita electoral.

Esta declaración coincide con la decisión del partido de Sharif, la Liga Musulmana de Pakistán-Nawaz (LMP-N), de aceptar la propuesta del Partido Popular de Pakistán de Bhutto para trabajar en la formación de una gran coalición democrática para las elecciones.

"Bhutto tiene que aceptar que los jueces destituidos vuelvan a sus puestos y tiene también que apoyarnos en nuestra petición de que Musharraf se vaya. A partir de ese momento, no tendremos problema en sentarnos con ella y dialogar", aseguró el portavoz de la LMP-N.

Por su parte, la Unión Europea ha advertido a Musharraf que sus observadores no acudirán a las elecciones si no se levanta antes el estado de excepción. "Si se levanta el estado de excepción rápidamente y las condiciones mejoran de manera considerable, tal vez podría revisar esta posición", señaló la comisiaria europea de Relaciones Exteriores Benita Ferrero-Welder.