Esta cifra es sensiblemente superior a la del año 2005, cuando seis de cada diez mujeres recurrieron a la epidural, según la información facilitada por el Servicio de Salud del Principado de Asturias. Los primeros datos de esta anestesia en la región son los del Hospital Central del año 1999 y, entonces, habían sido el 52,22% de los partos en los que se administró la epidural. Hoy ya se oferta a todas las embarazadas en todos los hospitales de Asturias, siempre que no haya contraindicaciones médicas o no se vulnere el protocolo establecido.
Efectos secundarios
Pese al aumento de las peticiones de la epidural, algunas asociaciones siguen alertando de los efectos perjudiciales que la anestesia puede tener tanto en las madres como en los bebés y por ello la rechazan. «La epidural ha surgido al calor del parto doloroso y de la experiencia fría y dura de dar a luz en los hospitales», aseguran desde la asociación Amamantar.
Subrayan, además, que si bien el traslado de los partos a los hospitales hizo que se contase con más medios, también provocó que los alumbramientos «se empezasen a tratar como actos médicos, y la anestesia fue un recurso necesario para facilitar el parto a las madres». Afirman que hay efectos adversos desconocidos por las mujeres, pero que el temor al parto es tan grande «que acceden a la epidural porque no hay más recursos».
Dolor de cabeza y sufrimiento fetal
La asociación El Parto es Nuestro destaca como efectos perjudiciales de la epidural para las madres el dolor de cabeza y de espalda, además del aumento de la posibilidad de que haya que emplear fórceps o ventosas. A su vez, puede haber un sufrimiento fetal del bebé.
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