La familia Marichalar ha cerrado filas con Jaime, duque de Lugo, tras su separación de la infanta Elena. A pesar de que una tía abuela desheredó, hace algún tiempo, al resto de sus hermanos para que Jaime pudiera tener un patrimonio acorde con su estatus de duque consorte, las relaciones de Jaime con sus familiares son inmejorables. Antes de la boda, su tía María Teresa Marichalar le dejó en herencia a Jaime de Marichalar una fortuna patrimonial que entonces superaba los 1000 millones de pesetas.
Álvaro de Marichalar, el hermano aventurero, visitó el pasado sábado el domicilio del duque de Lugo, en la madrileña calle Núñez de Balboa. Ante el acoso de los medios, Álvaro perdió los nervios y golpeó la cámara que lo perseguía. El reportero le espetó que casi le deja sin nariz. La reacción de Álvaro, siempre muy amable con la prensa hasta ahora, fue desmesurada.
El sábado, don Jaime, que sigue yendo a buscar a sus hijos al colegio, llevó a los niños a un partido de baloncesto en el centro educativo. Después almorzó con ellos en un restaurante junto a su madre, doña Concepción Sáenz de Tejada. El rostro del duque de Lugo refleja malestar. El aristócrata no está llevando nada bien la presión mediática a la que está siendo sometido. Silencioso y cabizbajo, intenta pasar desapercibido. Muy recuperado del ictus que sufrió en el año 2001, don Jaime camina mucho mejor en los últimos días.
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