Salud

Corte de digestión: entra en el agua des-pa-ci-to

Marián García, Boticaria García.
JORGE PARÍS

Si hay un vídeo viral en este verano (con permiso de Despacito, que ha batido todos los récords de la historia) es el de una señora en bikini contando ante las cámaras lo malo que es el corte de digestión: "A mí me dio un corte de digestión comiendo. Me tomé después de comer dos cubatas que tenían mucho azúcar y luego no sé cuántas cervezas. Hacía mucho calor, me dio un golpe de calor y me dio al estómago". La señora acaba diciendo con firmeza: “el corte de digestión es lo peor que hay”.

Por suerte para todos, incluida la señora, el corte de digestión no existe. El estómago no frena en seco, como una lavadora que de pronto frena a mitad de programa y deja a la ropa bamboleándose de un lado a otro. La digestión ni se corta ni se para. Quizá el origen de la mítica confusión sean estos dos problemas relacionados con el agua:

  • “Mareo” por ejercicio. Después de comer se enchufa un mayor flujo sanguíneo hacia el estómago para poder hacer la digestión. Si realizamos ejercicio físico, como nadar, nuestra sangre se redistribuye hacia los músculos y la cantidad que llega al estómago es menor. En este caso, la digestión puede enlentecerse (sin llegar a pararse) dando lugar a mareos, náuseas o vómitos. Perder el conocimiento dentro del agua es especialmente peligroso por el riesgo de ahogamiento.
  •  Hidrocución. Sí, suena horrible, ¡a electrocución! No es frecuente, pero puede ocurrir si nos sumergimos de golpe en agua muy fría, al haber mucha diferencia entre el agua y la temperatura de la piel. El cuerpo no sabe cómo reaccionar y de manera refleja puede inhibir la función cardiorrespiratoria entrando en parada.

Podemos prevenirlo de dos formas: La primera, evitando el ejercicio intenso después de comer. La segunda, entrando en el agua des-pa-ci-to. Como la canción, y como esas señoras que antes de entrar a la piscina se refrescan la nuca y las muñecas en un ritual infinito obstruyendo, sin prisa, la entrada a los bañistas. Esas señoras que luego nadan al estilo rana sin mojarse el pelo ni quitarse sus gafas de sol de concha. Resulta que esas señoras, son todo un ejemplo.

El alcohol y las comidas pantagruélicas, tampoco son buenos compañeros acuáticos. Y aquí volvemos a la señora del vídeo viral que se había tomado unos cubatas. Nunca sabremos qué le ocurrió pero en su caso es posible que la juerga previa tuviera algo que ver. Ojito con las sangrías y los grifos cerveceros al borde de la piscina. Este verano, si bebes no conduzcas… ¡ni te tires a la piscina!

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