Una cena de Navidad sin angulas ni langostinos para proteger el medio ambiente

A falta de un día para la cena de Nochebuena, que cubrirá las mesas de casi todos los españoles de manjares, habitualmente reservados para paladares con parné, muchos se preguntan: ¿Por qué las angulas parecen inalcanzables?  ¿Por qué los langostinos están más asequibles?

En el caso de las angulas la respuesta está clara: estos animales se hallan en peligro de extinción. Estíbaliz Díaz, del centro tecnológico de investigaciones marinas AZTI-Tecnalia, explica que existen un "cúmulo" de causas que tienen un "efecto negativo" sobre las crías que llegan desde el mar de los Sargazos a los ríos europeos, donde permanecen hasta su madurez sexual.

Además de la pesca, cita las presas, que impiden su migración ascendente; las turbinas eléctricas, que las dañan o causan su muerte; las canalizaciones fluviales, con las que pierden su hábitat porque destruyen estuarios y marismas; el cambio climático y de corrientes oceánicas y la contaminación, que reduce su capacidad reproductiva y migratoria.

Langostinos dañinos

El abaratamiento del precio de los langostinos tiene que ver con un aumento de su producción en las zonas tropicales.

Greenpeace alerta: "Si los langostinos que has comido recientemente han sido cultivados en granjas camaroneras, su producción habrá supuesto la desaparición de hectáreas y hectáreas de uno de los ecosistemas más productivos y valiosos que existen en el planeta".

Según la ONG, el cultivo de langostinos requiere la destrucción de humedales y bosques tropicales de manglares para la construcción de piscinas.

Los manglares son bosques de gran riqueza biológica y proporcionan medios de vida a las comunidades locales que pescan y recolectan moluscos en ellos, además de frenar la erosión en las costas.

Para paliar los daños sobre el medio ambiente son los consumidores los que tienen la última palabra. Y tú, ¿ qué vas a cenar esta Nochebuena?