«De los 3.000 agentes que trabajan en Aragón, hay entre 200 y 300 vacantes sin cubrir que pertenecen normalmente a guardias que están de baja», explicó el secretario general de la Asociación Unificada de Guardias Civiles, Jesús Molíns. Además, denuncian que el cuerpo no aplica una política de protección de riesgos laborales.
El 86% de los guardias civiles aseguran que no se sienten valorados por sus superiores. El autor del libro, Manuel Álamo, reclama que el cuerpo se modernice para que mejore la comunicación y el régimen disciplinario.
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