Cine

Seré psicópata, pero tengo un Oscar

Javier Bardem ha hecho historia este domingo al obtener el Globo de Oro como mejor secundario en No es país para viejos , de los hermanos Coen .

Y teniendo en cuenta la cantidad de premios que está recibiendo en las últimas semanas, por parte de las distintas asociaciones de críticos, su presencia en los Oscar el próximo 24 de febrero parece asegurada.

Dicen, quienes han visto ya la película de los Coen, que uno de los principales ganchos de su interpretación como brutal asesino a sueldo es la dicción y tono de su voz. Sin duda la clave para disfrutar al cien por cien de su personaje será contemplarlo en versión original. Pero mientras se cumplen o no los pronósticos, recordamos a otros aclamados psicópatas que sí obtuvieron la codiciada estatuilla dorada.

CON EL OSCAR ENCIMA DE LA CHIMENEA

Hannibal Lecter (Anthony Hopkins) en El silencio de los corderos (1991). Todo un icono de los psychokillers, y del cine. Anthony Hopkins logró que sus contadas escenas en el filme de Jonathan Demme hicieran mella en el público y crítica. ¿Le apetecen unos hígados acompañados de habas y chianti? Culto, elegante, refinado y de gustos exquisitos. En cambio, lo que no soporta: la mediocridad. Y menos mal que estaba Jodie Foster , la agente Clarice, sino nadie se acordaría de ningún otro nombre del reparto.
Annie Wilkes (Kathy Bates) en Misery (1990). La coincidencia del apellido real de esta estupenda actriz, Kathy Bates , con el de uno de los psicópatas más famosos del cine, el Norman de Psicosis, parece que le dio suerte. Y se alzó con la preciada estatuilla por su interpretación de fan fatal de un escritor en horas bajas (un James Caan postrado en la cama a causa de un accidente) en Misery (1990), adaptación de una novela de Stephen King a cargo del realizador Rob Reiner .

ESTUVIERON MUY CERCA

Rhoda Penmark (Patty McCormack ) en Mala semilla (1956). Niña rubia, pizpireta y consentida; pero dispuesta a todo para conseguir aquellos juguetes o cosillas que le gustan. Y una cuestión delicada: ¿cómo castigar a una dulce niñita como ésta en el cine de Hollywood de los años cincuenta? La interpretación de Patty McCormack fue memorable, siendo nominada al Oscar como mejor secundaria. Aunque luego, algo más crecidita, su trayectoria en el cine fue poco destacable.
Y además. También estuvieron nominados el Max Cady de Robert de Niro por El cabo del miedo (1991), remake de un filme de 1962 con Robert Mitchum. Glenn Close, la amante fatídica de Michael Douglas en Atracción fatal (1988); o Bette Davis en la angustiosa ¿Qué fue de Baby Jane? (1962). Y como secundario, Richard Widmark en su debut, El beso de la muerte (1947), inolvidable por su risa diabólica mientras lanzaba una anciana escaleras abajo.

LOS GRANDES OLVIDADOS

Norman Bates (Anthony Perkins ) en Psicosis (1960). Y otro de los clásicos. De la mano de Alfred Hitchcock este tímido y apocado recepcionista de un perdido motel de carretera sufría tanto de exceso de supeditación materna como de complejo de edipo descomunal. Y el mago del suspense se divirtió dando giros inesperadísimos con el desarrollo de la trama y los personajes. Por su culpa, muchos miramos de reojo las cortinas del baño mientras nos duchamos.
Y sin dejarnos a... John Doe (Kevin Spacey , en la imagen) se erige en extraño justiciero de los siete pecados capitales que azotan a la humanidad en Se7en . La niñera ideal llamada Peyton Flanders (Rebecca de Mornay), bella, atenta y de (casi) total confianza, la lástima es que en La mano que mece la cuna escondiera otras intenciones. Tony Curtis dejó de lado sus papeles de guapo para meterse en la piel, y alma, de un asesino real, Albert DeSalvo, en El estrangulador de Boston. Y, ¡como no!, el reverendo Harry Powell que inmortalizó Robert Mitchum en la su momento incomprendida La noche del cazador (Charles Laughton, 1955).
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