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El marido de Carolina de Mónaco, el príncipe Ernesto Hannover, muy grave por sus problemas con el alcohol

El príncipe Ernesto de Hannover en una fiesta de preboda de su hijo Christian con Alessandra de Osma.
GTRES

El abuso del alcohol ha sido durante muchos años un problema grave para el príncipe Ernesto de Hannover y podría costarle la vida. Permanece ingresado desde hace varias semanas en una clínica de Austria a la que llegó después de ser hospitalizado de urgencia en Perú donde se encontraba celebrando la boda de su hijo Christian con la ex modelo Alessandra de Osma.

Después de la ceremonia religiosa, que tuvo lugar el pasado 16 de marzo en Lima, Ernesto, de 64 años, enfermó por "una intoxicación alimentaria junto con otros invitados".

Sin embargo, la empresa de catering ha negado que la comida que ofrecieron en la boda estuviera en malas condiciones. Más tarde se ha terminado filtrando que su alteza real se encuentra en un coma inducido y en estado crítico en la unidad de cuidados intensivos por abusar de la bebida.

Pierre Casiraghi, hijo de su todavía mujer la princesa Carolina de Mónaco, estaba con él cuando le ingresaron de urgencia y sin conocimiento en Perú y, más tarde, el príncipe Christian abandonó durante un tiempo su recepción para ver cómo estaba su padre.

Ante esta situación, sus hijos Ernesto, Cristian (nacidos de su matrimonio con Chantal Hochuli) y Alejandra (hija que tuvo con Carolina de Mónaco) se plantean la posibilidad de inhabilitarlo, según publica Lecturas. Esto haría que Carolina, de la que se separó hace 10 años, se convirtiese en su tutora.

Hay que añadirle que el príncipe se encuentra inmerso en una batalla finaciera con su hijo mayor, Ernesto, quien se casó en julio de 2017 y cuyo matrimonio se niega a reconocer. Papá Ernesto no reconocerá el enlace de su hijo mayor como dinástico hasta que el joven príncipe devuelva la propiedad que su patriarca le regaló hace algunos años.

Los hospitales, su segunda casa

Las idas y venidas del jefe de la dinastía alemana, a clínicas y hospitales no son nuevas. Ni sus escándalos por las borracheras. Fue memorable aquella imagen de Ernesto orinando contra la pared del pabellón turco en la Expo 2000 de Hannover.

Tiempo después ingresaba en una clínica para desintoxicarse, pero de poco sirvió. Un día antes del funeral del príncipe Rainiero de Mónaco (2005) tuvieron que ingresarle por un ataque de pancreatitis aguda. "Su estado de salud es grave y requiere atención médica permanente", informaban desde la casa real monegasca.

En el momento en que pudo viajar, el príncipe fue trasladado a una clínica de Austria para terminar la recuperación. La revista ¡Hello! aprovechó para entrevistarle y habló sobre cómo su enfermedad había cambiado su vida. "Normalmente uno se centra en cuidar de los demás y yo no me preocupé por mí mismo", relataba.

En aquella charla con la revista del corazón, Enersto, que tenía 51 años, admitía que no debería de comportarse "como si tuviera 28 años", pero que eso iba a cambiar. "Me he dado cuenta del peligro real, podría haber muerto y no deseo que eso suceda todavía", declaraba. Pensado sobre todo en su hija menor. "Alejandra solo tiene 5 años y quiero durar al menos otro año".

El cambio era difícil y el deseo de Ernesto en pro de un estilo de vida más saludable no duró mucho. Un perfil de Tatler de 2009 sobre el príncipe añadía que tenía un "problema de bebida gigantesco".

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